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Juego de ojos
¿Pese al escándalo no habrá cambios en el gabinete?
Mucha tinta ha corrido en torno a la desastrosa visita del Donald Trump a nuestro país pero el caldero sigue hirviendo. Por lo pronto, en el Congreso ya preparan una serie de comparecencias de diversos secretarios para que expliquen oficialmente quién fue el que le metió tan brillante idea en la cabeza al Presidente de la República. Será importante ver si a partir de esto se dan cambios en el gabinete o si continúan con la necedad de mantener a los que están.
Por lo pronto, ya hay un responsable aparente, Luis Videgaray quien, según dicen, convenció a Peña Nieto de que esta visita aplacaría los mercados financieros nacionales ante el temor de un posible triunfo del magnate Republicano, lo cual a ojos de los especialistas en finanzas, resulta un absurdo. Preocupa más en este momento la definición del Presupuesto 2017, que las elecciones en Estados Unidos.
Resulta más creíble pensar que eran tan pocas las “buenas noticias que no se cuentan” y tan negativos los saldos del V Informe de Gobierno, que prefirieron traer a Trump para concentrar las bofetadas y pastelazos, pero ¡hasta eso les salió mal! Lo dicho: en este circo, al gobierno de la República todos los enanos le crecen y Trump vino y creció, cuando Hilary ya lo tenía en la lona.
En medio de este fracaso mediático, habría que preguntar también quién fue el brillante asesor que sugirió abrir una conferencia de prensa que al final fue controlada a sus anchas por el fantoche de pelo rubio y piel naranja, que concedió preguntas a la prensa estadounidense mientras la mexicana, dócil y silenciosa, solamente escuchó.
Error garrafal de Comunicación que derivó en el mayor escándalo del actual sexenio. Creíamos que con Fox habíamos tenido suficiente para estupideces en materia de política exterior (recordar aquel “Comes y te vas”). ¿Quién va a pagar los platos rotos ahora? Lo peor es que, en el equipo de Peña Nieto hay poca dignidad. Varios deberían presentar su renuncia y aminorar así la andanada que está recibiendo su jefe.
En el caso de Claudia Ruiz Massieu entendemos que la presunta carta fue para lavarse las manos y auto exculparse por algo que nunca le consultaron. Pero los otros involucrados, si realmente le tienen lealtad al Presidente, deberían renunciar y quitarle así un poco del peso del ridículo que está pasando Peña Nieto.
Lo curioso del caso es que, en este crecimiento de enanos, Luis Videgaray está fuera ya de toda posibilidad para contender por el 2018 mientras Manlio Fabio Beltrones regresa con toda la fuerza que muchos creímos había perdido. Por lo pronto impuso a su yerno, Pablo Escudero, para presidir el Senado durante 6 meses y su hija fue quien respondió por parte del PRI el IV Informe de Gobierno.
Son mensajes de fuerza y de poder, sobre todo porque en estos meses que faltan, se decidirán presupuestos y asignaciones que serán cruciales para el país y que determinarán el futuro de más de 11 mil burócratas que podrían ser despedidos en medio de otro brutal recorte presupuestal. Por momentos pareciera que Manlio Fabio es el que manda en el Congreso y los grandes acuerdos en ese Poder se están dando a través de él.
El hecho es que mientras el Presidente continúa ese peligroso proceso de debilitamiento, otros siguen medrando con estos vacíos y ausencias. El crimen organizado se sigue reacomodando y los gobernadores y partidos políticos se siguen llenando las alforjas a sus anchas mientras el pueblo paga.
Entre bastidores
Harto ya de las críticas y de ser cuestionado por todo, el Presidente de la República trató de enderezar los reflectores hacia los gobernadores cuando, en la pasada reunión del gabinete de seguridad, dijo que la carga de la culpa por las malas cuentas es conjunta. En materia de seguridad, los estados y municipios han dejado de cumplir su labor. Pero luego vino el escándalo Trump y el manotazo quedó minimizado a simple periodicazo que, como dijo Rosario Robles, sólo sirve para espantar moscas.
Tramoya
Queremos ver si en medio de este desastre y de gran austeridad al que van a someter a la población, el Congreso de la Unión por fin pone un freno a la avaricia y recorta los gastos a un INE que es más costoso que efectivo. Gastar mil 100 millones de pesos en dos torres, en estos momentos, es algo más que una burla sardónica para el país.