Teléfono rojo/José Ureña
¿CRISIS? ¿CUÁL CRISIS?
La semana pasada, en medio de los festejos de las fiestas patrias, un grupo de aproximadamente 2 mil personas, entre ellas los autodenominados chocantemente como «intelectuales», realizó una marcha para exigir la renuncia del Presidente Enrique Peña Nieto.
Podría parecer una futilidad, o una vacilada de algunos que, a mitad de cada sexenio, se avientan estas ocurrencias pero, a la luz de las circunstancias que vive México, se convirtió en un hecho que ha movido a la reflexión de varios analistas.
No porque nadie quiera convertirse en defensor oficioso de un mandatario que se ha ganado a pulso las críticas de propios y extraños (remember la invitación a Trump), sino porque estos embates se dan en medio de un resurgimiento del activismo del clero político.
So pretexto de los matrimonios igualitarios, la Iglesia Católica ha mandado nuevamente a las calles a sus huestes para defender a la «Familia Tradicional» y para criticar de pasadita la evidente corrupción que ha invadido a la clase política mexicana.
Hay pues, en el fondo, un desgaste peligroso en el sistema político mexicano que nos arrincona cada vez más a emprender una gran reforma política y del Estado, en la que la figura Presidencial deje de tener la preminencia y el peso que actualmente goza.
Se habla ya, con muchos visos de convertirse en algo cierto, de introducir la 2a vuelta electoral ante los bajos índices de participación de la ciudadanía y la exigua representatividad que adquiere un Presidente de la República después de cada elección.
Sin embargo, también empieza a ser necesario pensar en una figura de contrapeso que comparta con el Jefe del Ejecutivo Federal, no sólo la responsabilidad de gobernar, sino también los embates del descontento de una sociedad cada día más irritada.
UN CONGRESO MÁS COMPROMETIDO
En medio de un proceso, quizá no planeado ni articulado, el Congreso de la Unión (dígase Cámaras de Diputados y Senadores) han empezado a tomar una mayor relevancia al menos en el terreno de la crítica y la censura, pero sería bueno que asumieran ya también el peso de su responsabilidad.
Hace tiempo se pensó en la figura de una especie de Primer Ministro o Jefe del Congreso que, surgido de la Primera Minoría, es decir del partido que hubiese quedado en segundo lugar, se convirtiera en el vocero del consenso de partidos en la toma de decisiones sobre el rumbo del país.
Actualmente, por ejemplo, el Congreso de la Unión, en particular la Cámara de Diputados, comparte con el Ejecutivo Federal la responsabilidad de aprobar el Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos de cada año, en lo que llaman el Paquete Económico que nunca deja a gusto a ninguno.
Por ser una responsabilidad compartida, debiera recaer en los legisladores el peso real de las culpas y los errores y no caer en el juego eterno de gritar ¡Al ladrón! ¡Al Ladrón! Cuando las trapacerías se van armando desde el momento en que las Cámaras emiten su voto.
Tampoco puede asumir sólo una persona, el peso de las culpas y errores cometidos por gobernantes que emanan de los partidos y que lucran con el erario público sin que nadie en los estados pareciera darse cuenta, hasta que está ya muy cerca del perder el poder.
EL ALAMBRISMO POLÍTICO
Por ser una cuestión de principios y de ideología, los partidos deberían asumir una mayor responsabilidad y una verdadera capacidad de sanción sobre los gobernantes que emanan de sus filas y atenerse a las consecuencias y castigos por los abusos que cometan aquellos.
No es posible que en México se convierta costumbre ese juego de mascaradas, en el que un sujeto del centro izquierda, se convierta a la derecha, luego brinque a la izquierda y finalmente sea postulado por una amalgama de partidos que no tienen nada qué ver entre sí.
Todo ello forma parte de una nueva reforma política que requiere México.
Cuando los políticos y los partidos pierden los principios, la levadura que los cohesiona es la traición, ahí tenemos Durango. Un gobernante que llega al poder postulado por el PAN y PRD luego de toda una vida de PRIISMO recalcitrante. Los partidos postulantes no podrán después darse por sorprendidos.
EL PESO Y LOS PESOS COMPARTIDOS
Es por ello que, insistimos, una reforma política y del Estado, no puede dejar de lado la responsabilidad y la culpa de cada partido al postular a un gobernante. Es como pretender colocar como piloto de un avión a un futbolista.
Los partidos se llenan la boca al cuestionar las decisiones mal hadadas como destinar 568 mil 697.6 millones de pesos al pago de la deuda pública (que significa un crecimiento de 18.9 por ciento real anual) y dedicar a la inversión 558 mil 657.5 millones de pesos.
Sin embargo, no vemos que se observe con la misma lupa los excesos y abusos que se comenten desde los gobiernos de los estados.
PESE A DESFALCOS, TENDRÁN MÁS DINERO
De hecho, como se publicó ya en la prensa nacional, las 32 entidades de la República no sufrirán los efectos del recorte presupuestal que se avecina. De hecho aumentarán sus recursos a 738.5 mil millones de pesos. El incremento en sus participaciones será de 5,3% en términos reales. Sus presupuestos dependen 90% de las transferencias federales. Los ingresos que ejercerán sobrepasan a los de educación y de salud.
Eso no lo impugnarán los partidos en el Congreso. Claro que no, porque ellos al final de cuentas representan los intereses de sus entidades y al que escupe al cielo…
NO TIENEN LLENADERO
Pero de ahí a pretender regresar a las viejas prácticas o revivir cajas chicas. Resulta que el PRI en la Cámara de Diputados busca resucitar el «fondo para moches», que ellos llaman Fondo para Obra Pública en los Distritos. Fondo que podría alcanzar los 10 mil millones de pesos al alcance de los legisladores.
¡Cuidado con esas pretensiones! La gente ya no se la traga. Ahora, a través de las Redes Sociales, todo se sabe y vemos, por ejemplo, que en medio de la disputa por el estado de México, una alcaldesa, la de Atizapán, se da vida de princesa en un reino de jodidos.
El hecho es que los medios ya tienen la lupa puesta sobre Ana Balderas, panista de alcurnia que luce, según relatan los medios, reloj Hublot con caja de oro rosado de 18 quilates e incrustaciones de diamantes de la colección Big Bang Tutti Frutti, con valor de 862 mil 200 pesos, el cual tiene que ser adquirido sobre pedido a Suiza; vestidos de Carolina Herrera con valor de 28 mil pesos; cinturón Louis Vuitton de 8 mil 850 pesos; bufanda Burberry de 7 mil 590 pesos y zapatos Coach de 5 mil 500 pesos. De este modo, su vestimenta alcanzaría un monto de 912 mil 140 pesos.
ESCUPIR AL CIELO
La gente se da cuenta también de los falsos mesías y de los hipócritas que juegan en el límite perverso del credo y la política.
En la bosa de los panes llegó un millón de pesos, quesque de un intento de soborno. Luego a una colaboradora la agarraron con un millón de pesos, en el aeropuerto de Toluca y ahora, otro colaborador es pillado con 600 mil, disque de donaciones para crear una nueva organización. Y lo de los secuestros del suegro, hace poco, y de un colaborador, en unas elecciones en Zacatecas.
¿A quién le quiere ver la cara de estúpido Don Ricardo? ¿Muchos muertos en el closet no?
Pero eso sí, el gran santón pontifica y critica a los egresados del ITAM, sin darse cuenta que tiene a dos metidos en sus filas. A esos mismos, pronto los veremos escupir al cielo de MORENA, cuando tengan que aliarse con alguien si aspiran a algo en las elecciones intermedias del Estado de México y a la elección presidencial del 2018.