Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
De la lealtad de EPN y el “conchudismo” de sus amigos
Dicen que en política, la amistad es uno de los dones que menos se valora. De hecho, en esas esferas han acuñado la frase: “no hay amigos, sólo intereses”.
Eso no lo sabemos porque, al menos en la clase política mexicana, vemos como se acomodan grupos de poder para proteger los intereses de todos los demás, y así se van reciclando y perpetuando en los cargos de gobierno y de elección popular.
En el código genético priista de hecho existen los clanes, como el famoso grupo Atlacomulco; en el PRD surgieron las en “tribus” como “Los Chuchos”, y en el PAN, las facciones, como El Yunque.
Se reúnen, se cobijan y empujan proyectos, incluso más allá de los sexenios.
No sabemos cuál sea el caso del Presidente de México, Enrique Peña Nieto, pero lo único que sí podemos afirmar es que, por encima de todo, ha sido el más leal con sus amigos; los ha apoyado hasta la ignominia, por más errores que cometan.
Los casos más sonados: Luis Videgaray tras el affaire de la visita de Trump como candidato; luego los exabruptos de Enrique Miranda, en SEDESOL, menospreciando a las mujeres.
Ahora, nuevamente es puesta a prueba su lealtad y Gerardo Ruiz Esparza dice que no se va de Comunicaciones y Transportes porque ha sido funcionario público desde hace muchos años.
Los medios se ensañan, es cierto. Los partidos politizan todo, también. Pero, dígase lo que se diga, el error cometido en este caso es grave, no sólo por el tamaño del desastre, sino por la enorme insensibilidad mostrada.
¡Que renuncie la lluvia! ¡Qué caramba! ¡Que investiguen al hoyo y creen una Comisión que investigue al que investiga al hoyo! Ese es México. ¿Quién paga por los errores de nuestros políticos? ¿Dónde está Marcelo Ebrard?
LOS PARTIDOS SE PROTEGEN
Esto es algo similar a lo ocurrido con la Línea 12 del Metro, pero o la amistad es muy grande, o los compromisos y secretos lo son más dentro de los partidos. El PAN hizo lo mismo con el ex gobernador de Sonora, hasta que les estalló la bomba en las manos.
Las respuestas insensibles y banales son parecidas en los tres casos, pero la clase política se protege y arropa, hasta que alguien tiene que pagar por las cuentas de los demás. Entonces las amistades revientan y prevalecen los intereses.
Decir que la lluvia dio al traste con un proyecto planeado para más de 40 años, no sólo parece inusitado, sino torpe. ¿Quiere decir que no hubo estudios estructurales, de factibilidad, ni ambientales?
Lo cierto es que la obra en su conjunto tiene problemas y el constructor debe responder, también los que dieron la autorización. Uno de los involucrados ya está despedido. La pregunta es ¿será suficiente?
DEMASIADA POLÍTICA Y POCA FISCALIZACIÓN
Al margen de elucubrar quién es el verdadero culpable de este nuevo desastre, lo cierto es que en México hemos tenido demasiada política y poca planeación. Vamos a empujones de ocurrencias, entre tumbos de acuerdos que luego se vuelven chantaje de partidos.
Es muy cierto lo dicho por el titular de la Reserva Federal (Fed) de Dallas, Robert S. Kaplan: México necesita un Consejo Fiscal Independiente, semejante al que existe en Estados Unidos, esto es, la Oficina de Presupuesto del Congreso.
“Sería importante tener análisis sin fines políticos para poder avanzar en la discusión de políticas públicas”, dijo el visitante estadounidense, en lo que no supimos si fue un reproche o un consejo.
El hecho es que el fantasma de las “componendas”, “los moches” y los “diezmos” permean todo el quehacer público-político. Sabemos que se han enriquecido todos ellos a nuestras costillas, pero no sabemos ¿cómo, cuánto, cuando?
A todos nuestros políticos los apesta el mismo lodo y ha llegado la hora de pensar en ese nuevo esquema de fiscalización, con la misma urgencia que se habla ahora de nombrar a un fiscal anticorrupción.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), organizó un foro la semana pasada, en el que colocó este nuevo tema en la mesa del debate que tarde o temprano se tendrá que discutir.
Para el CEESP es importante analizar la creación de ese Consejo Fiscal Independiente, similar a la Oficina de Presupuesto del Congreso de los Estados Unidos, con atribuciones y facultades superiores a las de la Auditoría Superior de la Federación.
Es decir, que no sólo revise a toro pasado. Sino que revise y avale los proyectos de gobierno, sobre todo los de largo plazo, que trascienden de un sexenio a otro. De otra manera, seguiremos a expensas de los negocios personales o de grupo.