Escenario político
Otra vez la frágil levedad del ser y la soberbia del ser humano
Hemos vivido dos semanas que se agolparon en nuestro pecho como si hubiese pasado mucho tiempo, y no van más de dos semanas. Hemos envejecido, vulnerables, ínfimos.
Dos huracanes, dos terremotos sacudieron el espíritu, en medio de un territorio que, además, se agita entre las aguas de la violencia, generada por grupos armados y presuntos luchadores sociales que aprovechan los vacíos de poder para delinquir.
En medio del estupor, también tenemos que soportar el oportunismo político de dirigentes que ofrecen aportar lo que durante años han robado a los mexicanos: sus recursos, la esperanza, el sudor en un esfuerzo inútil por salir de la mediocridad.
Para colmo, dos días después de la pesadilla, nos enteramos de que, luego de más de 13 horas de angustia y de esperanza por la vida de una niña que todo México quería ver resurgir de los escombros, ésta nunca existió.
Hasta hoy no sabemos si se trató de uno de los errores más graves en la historia del periodismo mundial o de una patraña maquinada por la empresa Televisa, a costa del esfuerzo de sus demás reporteros y conductores que transmitieron sin descanso durante dos días continuos.
Todos los elementos arriba descritos, conforman el escenario de lo que vivimos los mexicanos, con un dolor que se clava en el alma, porque al margen de los que nos sentimos actores del devenir cotidiano, abajo hubo un pueblo que simplemente puso sus manos para salvar a otros.
Muchos se sintieron salvadores divinos, enviando imágenes, audios, videos, denunciando por aquí y por allá, en un protagonismo grosero que sólo alimentó la confusión. La tragedia mexicana dejó ver a un pueblo portentoso frente a medios de comunicación infantiloides e irresponsables.
El exceso informativo, el uso abusivo de redes sociales y nuevas tecnologías es lo que ahora campea en los chats, en las redes de twitter, Facebook, para grabar una historia a la conveniencia de cada cual. La mezquindad humana es lo primero que afloró de entre los escombros.
Todo esto obliga a una reflexión profunda. Los que nos decimos “profesionales de la información” no podemos sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho y de lo que algunos siguen haciendo: propiciar el encono, el odio y la violencia verbal.
Junto con los edificios, también se derrumbó la credibilidad. Ahora ya se ve venir el tsunami de la demagogia y de la sevicia para culpar a uno u a otro de lo que se hizo o no se hizo. Cuántos más cadáveres se requieren para alimentar el ego y las ambiciones de algunos.
Vendrán las horas críticas, porque ya verá usted la velocidad con que también se vence el interés mediático y quedarán los huecos y las fracturas de los tres niveles de gobierno que no sabrán cómo responder, no digamos a la emergencia, sino al resurgimiento del crimen organizado.
De hecho no ha pasado la tragedia y ya aparecieron los buitres que aprovechan la falta de seguridad para extorsionar, chantajear y cobrar derecho de piso, movidos por el único dios en el que creen: el dinero. ¡Qué Santa Muerte ni que nada!
Así, en medio del espectáculo penoso de gobernantes y partidos pretendiendo arrogarse las bondades de las ayudas; de medios que buscan la primicia sin consulta ni verificación, también nos tragamos la desgracia de rescatistas que murieron en un helicóptero, tratando de ayudar.
Un helicóptero de la PGR que llevaba víveres para los damnificados de Oaxaca se desplomó, ocasionando la muerte del piloto y dos elementos de la PGR y uno de la Cruz Roja lesionados. El helicóptero Bell 212 con matrícula XC-BE1.
Estaba por concluir la operación 153 de las que ha realizado esta institución en apoyo a las víctimas de Oaxaca; se trasladaba al poblado de San Pedro Leapi, municipio de San Carlos Yautepec, con ayuda humanitaria.
Esto en medio de un país donde no ha dejado de temblar, con movimientos sísmicos que oscilaron entre los 8 grados Richter del primer terremoto, hasta 6.1 del último sismo registrado a las 8:01 de la mañana del sábado.
El espectáculo de los políticos se volvió más patético cuando pobladores de Morelos denunciaron que la ayuda de otros estados es retenida por el Gobierno local, presuntamente para etiquetarla con logos propios.
En redes sociales circulan varias denuncias en las que señalan que tanto el DIF estatal como el Gobierno de Graco Ramírez desvían la ayuda para colocarla en cajas que digan “Gobierno de Morelos” o “DIF Morelos”.
“El Gobernador y su supuesto hijo se va a achacar las cosas y van a decir que ellos son los que están mandando la ayuda y la ayuda no es de Morelos, la ayuda viene de Michoacán y de Nayarit”, señaló una persona en una denuncia a través de un video.
En otro video, un representante de una empresa que envió ayuda en avión, señala que el Gobierno estatal quiso confiscar el producto.
“Algo se suscitó aquí en el aeropuerto, cuando nosotros bajamos nos dijeron que eso (la ayuda) era de Gobierno (…) Querían quitarme todo allá dentro porque querían quitarme todo lo que yo traía para que se lo pusieran por parte del Gobierno”.
Policías de tránsito del mando único de Morelos obligaron a los choferes de dos tráilers, provenientes de Michoacán, a descargar las despensas destinadas a damnificados por el sismo del martes en bodegas del Sistema Estatal de Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
MOVILIZACIÓN CIUDADANA
DESOLACIÓN
DESPLOME DE EDIFICIO
«Este edificio se movió horrible… ¡que se salgan, la pared, la pared se rompió, que se salgan! ¡Se va a caer!». «¡Dios mío, Dios mío, Dios mío!».
FUMAROLAS
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SOLIDARIDAD AL MÁXIMO