Corrupción: un país de cínicos
“Y por tus palabras (y tus actos) serás condenado”
En otra exposición sardónica de lo que son los políticos en México, estas dos últimas semanas hemos tenido todo un catálogo de hechos y palabras que colocan a nuestra actual élite política como un cenáculo de vulgares y mediocres.
“Si quieres hablar de pus, pus chingas a tu madre…”, tronó, violento, un Twitt entre legisladores del PAN; sí, esos mismos que dicen representarnos; esos mismos que desde 1998 prometían convertirse en el primer paso para el cambio, cuando Baja California se alzó con el primer gobierno de oposición.
Ni impulsaron el cambio, ni fueron mejores que aquellos a los que criticaban. A su paso, han dejado también un sendero de muerte y desolación; gobiernos fallidos que sólo sirvieron para acentuar el desorden y la confusión, que sólo afianzaron a los cárteles del narcotráfico haciéndolos más visibles.
De entonces a la fecha, el crimen organizado se ha enseñoreado por todo el país. Las balaceras por las calles y a plena luz son cosa de todos los días y lo único que se ha transparentado en México, es el vínculo entre las mafias y los líderes políticos. De ahí la matazón de alcaldes y la pugna mortal de plazas como en Tamaulipas.
Hablan y hablan, pero no son mejores que aquellos a los que dicen que sacarán a patadas. Son la misma estirpe. Y mire, toda su obra nos rodea. A cada paso que damos encontramos un rastro de colusión, de involucramiento, porque ellos no han tenido medida para su ambición.
Caminamos entre ciudades que ellos han erigido en medio de la permisividad: desde plaza Carso hasta Cetram Chapultepec; mega obras para una ciudad que no tiene manera de albergar más vivienda, crear más vialidades, ni drenar más agua; opulencia y ostentosidad en medio de los escombros y de la desgracia.
Esos, que dicen saber cómo gobernar al país, son los mismos que la semana pasada aprobaron incrementar el endeudamiento del gobierno e inventaron, en la Ley de Ingresos 2018, precios para el petróleo y paridad cambiaria en cifras que no se pueden sustentar. Al final, cargarán nuevamente con impuestos a los ciudadanos.
Son esos mismos, que dijeron aportar sus prerrogativas para ayudar a la reconstrucción, pero que ahora no sólo se hacen “guajes”, sino que no recortan un céntimo de sus gastos en viajes, apoyos parlamentarios, asesorías, seguros médicos, peluqueros, estilistas.
No, a ellos no les importamos ni usted, ni yo. Sólo sus canonjías y privilegios, en medio de un nivel de corrupción que nos coloca como “los más” en toda América Latina y uno de los primeros en el mundo, por mucho que al señor Presidente Enrique Peña Nieto no le guste esa proclividad ciudadana a tildarlos de ¡CORRUPTOS!
El hecho fehaciente, que pone en relieve esa podredumbre es el caso Odebrecht, donde los hilos parecen conectar hasta la pasada campaña presidencial, pero una “casual” lengua larga parece poner en peligro toda la averiguación porque el ex Fiscal Especial para Delitos Electorales habló de cosas que debió guardar en secreto.
De hecho, ya se prepara la maquinaria legaloide para echar abajo toda la investigación sobre los sobornos en Pemex y el lavado de miles de millones de pesos que al parecer no fueron a parar a las alforjas de un funcionario en particular, sino en las redes de un partido, en general.
Por lo pronto, Diego Fernández de Ceballos; sí, aquel que avaló la quema de los paquetes electorales de 1988 bajo la tesis de “no hay que reciclar odios”, es el mismo que hoy advierte los efectos leguleyos del exceso declarativo de Santiago Nieto, quien dijo sentirse presionado por el ex director de Pemex.
Fernández de Cevallos aseveró que Santiago Nieto Castillo, no debió ventilar ante la opinión pública un asunto que estaba bajo su responsabilidad “y fue más allá, al comentar de manera pública alguna situación posiblemente personal, que sostenía con un indiciado”.
Ese simple hecho, dijo el afamado abogado panista, justifica la decisión tomada por la Procuraduría General de la República (PGR), de cesar al Fiscal Electoral. Decisión tomada, sí, por un nuevo Procurador General de la República, porque el anterior acababa de renunciar horas antes. ¡Qué casualidad!
Fernández de Cevallos insistió que un funcionario no debe denunciar ante la opinión pública cualquier diferendo o complicación que haya tenido con ese indiciado, inculpado o presunto culpable. Es decir: el caso Odebrecht en México podría tener un brutal desenlace llamado carpetazo.
Hoy, que López Obrador parece acariciar ya el triunfo, en un parto doloroso de nueve meses aciagos, las constelaciones empiezan a acomodarse y esos que hoy se declaran su odio, quizá pronto alcancen una milagrosa reconciliación, así como apenas el viernes alcanzaron una Ley de Ingresos inconcebible.
La renuncia del ex Procurador, se da incluso en momentos en que el país vive otra ola de violencia, ahora en Tamaulipas, donde la colusión de ex gobernadores priistas ahora alcanza a un gobernador del PAN, y hoy se recomienda no viajar a MC Allen vía Reynosa.
En Reynosa se “calienta la plaza” y la presencia del Ejército, Marina y todas las fuerzas federales, parece ser más puro show. Es la ciudad de origen del actual gobernador; el clima de ingobernabilidad y vacío de poder absoluto lo pone en evidencia y fortalece a otros clanes.
Algunos dicen que el caso Eugenio Hernández Flores fue una venganza de Cabeza de Vaca. Eugenio era Gobernador cuando Cabeza de Vaca era alcalde de Reynosa. Hoy, uno está en proceso, pero el otro en evidencia; al menos por incapaz.
Fue en medio de estos graves antecedentes que el ex titular de la PGR renunció. Quizá por miedo o para dejar que todo semeje una aparente descoordinación. Así fue como desde el 16 de octubre pasado arreciaron los narco bloqueos y las detonaciones de armas de alto poder en seis distintos lugares de Reynosa.
¿Será que después de cada sucesión los cárteles solamente se disputan la plaza? ¿Ese es el único reacomodo que depara a los mexicanos el futuro para el 2018? Pero, bien dice la biblia: “Por sus actos los conoceréis”, “Por sus actos seréis juzgados” “y por tus palabras serás condenado”.