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CIUDAD DE MÉXICO, 30 de marzo de 2018.- No hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla, pues tras realizar la última cena y el lavado de pies a sus discípulos, Jesús de Nazaret acudió al Jardín de los Olivos para realizar una oración y esperar el momento de su aprehensión.
Al llegar al Jardín de los Olivos, Jesús mantuvo una pequeña conversación con sus discípulos, antes de enfrascarse en una larga charla con el Arcángel Miguel para después continuar con Lucifer, el cual le pide renunciar al mandato de Dios siendo está la última tentación.
Al negarse a las peticiones de Lucifer, Jesús despertó a tres de sus apóstoles (Pedro, Juan y Jaime), a los que les pidió mantuvieran la calma con los demás y continuarán el legado de Dios tras su aprehensión, no sin antes advertir que Pedro lo negaría tres veces antes del amanecer, lo cual fue una ofensa para este.
Acto seguido se escucharon las trompetas de los romanos que iban en busca de Jesús, dejando ver la figura del traidor Judas Iscariote al frente de la multitud e indicando que la persona que él besara era Jesús de Nazaret, el falso profeta, como fue llamado por los mismos judíos.
Judas pidió perdón a Cristo para después plantarle un beso en la mejilla, siendo está la señal para aprehenderlo; sin embargo, al intentar hacerlo, Pedro cortó la oreja de un soldado, la cual fue curada por el mismo Jesús, sin tener ningún éxito de ser perdonado ya que la profecía se tenía que cumplir.
Ya estando detenido fue llevado ante Caifás para ser juzgado por hechicería y falso profeta, haciendo pasar la noche en la cárcel.