The New York Times defiende reportaje sobre fentanilo
SAO PAOLO, 31 de enero (Quadratín México).- La tragedia en la discoteca Kiss, en Rio Grande do Sul, que costó la vida a 325 personas, en su mayoría jóvenes universitarios, sirvió para que las autoridades brasileñas constataran que cientos de bares y antros operan en la total y absoluta ilegalidad.
Por estos días los alcaldes de prácticamente todas las ciudades de Brasil se han lanzado a inspeccionar ese tipo de locales y se han topado con la desagradable sorpresa de que buena parte de ellos operan sin autorización municipal, sin el aval del cuerpo de bomberos y sin respetar las mínimas reglas de seguridad.
Y eso sucede en todo el país.
En Sao Paulo muchos locales han sido cerrados por los mismos propietarios ante el miedo de que se investiguen. En Rio de Janeiro, 49 espacios culturales están abiertos sin el permiso del cuerpo de bomberos, y de los 10 teatros municipales, nueve funcionan sin autorización.
En Manaus, capital del estado de Amazonia, se cerraron estos días 52 locales; en Salvador de Bahía, 30; en la rica Florianopolis, 47 de las 61 existentes; en Pará, 57 y en la pequeña localidad turística de Ilheus, bajaron cortina 20 de sus locales.
En Sao Paulo, el alcalde, Fernando Haddad solicitó que se acorte a tres meses, en lugar de tres años, el permiso para que un local nocturno pueda funcionar regularmente.
“No es posible esperar años para poder abrir una discoteca”, afirma uno de los propietarios de locales nocturnos. En São Paulo, hasta ahora, estaba permitido abrir uno de esos locales antes de haber recibido todos los permisos. Bastaba con mostrar el papel de solicitud para actuar.
Todo ello ha dado también lugar a las típicas corrupciones de políticos y funcionarios públicos locales que ofrecían, bajo propina, autorización para que algunos de esos locales nocturnos pudieran actuar sin tener todo en regla.
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