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CIUDAD DE MÉXICO, 29 de julio de 2024.- La trata de personas es un crimen de larga data histórica, el más brutal que alguien puede vivir: la ruptura de seres humanos mediante el despojo de su dignidad para convertirlos en objetos comercializables, usables para el beneficio de otros, afirmó en entrevista Mario Luis Fuentes Alcalá, titular de la cátedra extraordinaria sobre trata de personas, de la UNAM.
En un texto que difunde la UNAM, se afirma que ese fenómeno ha crecido y está inmerso en una crisis de seguridad y de justicia, así como de erosión de las capacidades de protección de los espacios primarios de cuidado y socialización como hogares y escuelas.
Con motivo del Día Mundial contra la Trata, que se conmemora el 30 de julio, el especialista agregó que este ilícito es la suma de todas las vulneraciones y violencias simultáneas, interrelacionadas, y que se potencian una a otra. Este año, el lema de la efeméride es No podemos dejar a ningún niño o niña atrás en la lucha contra la trata.
De acuerdo con el especialista, es un hecho de «profunda oscuridad”, del cual no existen cifras certeras.
“Hay muy pocas denuncias: en general, solo uno de cada 10 delitos es denunciado en nuestro país; pero en el caso de explotación sexual, trabajo o matrimonio forzados, mendicidad, etcétera, es aún menor”.
El experto alerta que una víctima seguramente también padeció otras transgresiones, como la explotación infantil, y desventajas sociales como pobreza o marginación. En ese sentido, la Cátedra ha visibilizado todas las violencias como procesos interrelacionados, que pueden llevar a ese otro crimen, el más grave de todos.
Desde la antigüedad
Lo que en la actualidad llamamos trata de personas es realmente uno de los flagelos más antiguos de la humanidad. La referencia histórica inmediata es la esclavitud, como una manera del uso de seres humanos para enriquecimiento de otros, ultrajando sus derechos.
“Estas imágenes terribles de la esclavitud en todo el mundo dan cuenta de que el abuso de unos, que tienen el poder para someter y usar los cuerpos y capacidades de otros para su propio beneficio, es un elemento que ha acompañado a la humanidad en la historia”, enfatiza.
A partir del siglo XIX se han realizado esfuerzos para prohibir la esclavitud: en el caso mexicano, en los Sentimientos de la Nación, documento de José María Morelos y Pavón (1813), hay un compromiso expreso de abolirla, pero al igual que en otras naciones ha acompañado el desarrollo de México desde siempre.
En el año 2000 los países firmaron un acuerdo titulado Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y sus Protocolos, conocido como Convención de Palermo, para definir, prevenir y sancionar la explotación de seres humanos, y a partir de 2001 el mundo, incluido México, generó marcos legislativos en la materia.
Fuentes Alcalá detalla que este tema tiene una dimensión visible: aquella que se realiza con fines de explotación sexual. Al respecto refiere que nuestro país vive una cultura tolerante al abuso sexual, machista, violenta hacia las niñas, mujeres y personas de otros géneros.
No hay duda de que la trata con fines sexuales ha sido uno de los centros de este crimen, el más visible y documentado, incluso con evidencia de que hay lugares o regiones en los que el abuso de infantes y adolescentes es extendido, asevera.
Ello muestra que numerosas personas menores de edad carecen de protección del Estado y también en los espacios familiares, para evitar ser víctimas. “No hay que olvidar que el victimario puede ser alguien cercano: el padre, un amigo, un tío, un pariente, etcétera, y eso fractura aún más a los individuos”, añade.