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CIUDAD DE MÉXICO, 27 de julio de 2018.- Ellos seis sumaron 720 aciertos, pero el acierto que los ha marcado es haber concursado por un lugar en alguna de las 122 carreras de la UNAM y lograrlo sin reparo.
Se trata de seis de los 11 jóvenes que obtuvieron el máximo puntaje en el examen de admisión al nivel licenciatura de la Universidad Nacional.
El futuro es su propia convicción, más allá del 7 de agosto, cuando arranque el ciclo escolar. Ellos se visualizan, en una década, como cirujano estético reconstructivo, como propietaria de una constructora, oncóloga, fisicoculturista y médico del deporte, pero siempre con la vocación irrenunciable a la sensibilidad social.
A más de 70 kilómetros de distancia de Ciudad Universitaria, María Fernanda Quintero Rivera estudió el bachillerato en Toluca, Estado de México. Desde niña tuvo la certeza vocacional.
«Veía a las personas con sus batas blancas y era muy emotivo. Mis familiares padecen enfermedades cardiacas y por supuesto, eso fue un detonante; tengo que ayudarlos, no sólo a ellos, sino a los demás. Me encanta hacer algo por las personas, el servicio social, por eso concursé por un lugar en la FES Iztacala, ahí estaré más cerca de mi casa. Y sueño con tener un hospital», compartió.
Arleth López Ramírez será la primera ingeniera en su familia. El sismo del pasado 19 de septiembre la sorprendió en el lugar donde cursaba el bachillerato: el Instituto Progreso y Esperanza, al oriente de la Ciudad de México, donde se sintió con intensidad, y así refrendó su vocación.
«Vi lo de los sismos y es algo que nunca se va a acabar. Me gustaría hacer la diferencia entre varias constructoras, entre varios ingenieros que no han hecho un buen trabajo, y que la gente se sienta satisfecha y segura de lo que invierte. Deseo tener mi propia constructora, sé que se empieza desde abajo, pero nunca es imposible lograrlo», añadió.
David Vidal Alderete proviene de una estirpe médica. Su gusto por la «ciencia hipocrática» viene de raíz. «Iba al consultorio de mi abuelo después de la escuela, casi estaba de oyente, me gustaba mucho la relación de confianza con el paciente».
A perspectiva, David piensa forjarse en la cirugía estética reconstructiva, pero eso se verá sobre la marcha. «Puede ser que me dé cuenta que en el transcurso de la carrera no sea bueno para ello y sí para otras cosas. Mis manos también tocan la guitarra, pero me gustaría ingresar a Médicos sin Fronteras y contar con mi propio consultorio».
Para Regina Pereda Mejía «la UNAM es una casa de estudios increíble. Sus instalaciones son excelentes y no puedo pedir más. Entre a mi semana de inducción en la Facultad de Medicina y ha cumplido todas mis expectativas. Tiene muchas instalaciones y equipos con los que me podré desarrollar profesionalmente».
Egresada del Colegio de Ciencias y Humanidades plantel Sur, y con dos hermanos universitarios, relata que fueron largas horas de estudio para preparar el examen y quedarse en la Universidad. Tiene bien definidas sus metas y ha considerado estudiar la especialidad en neurocirugía u oncología.
Aún contento por el resultado obtenido en el examen, Israel Aldahir Torres del Valle destacó la eficiencia de la UNAM: «es la mejor Universidad de México, tiene a los mejores académicos y cuenta con una infraestructura reconocida internacionalmente». El joven de 21 años de edad estudiará la carrera de Médico Cirujano, y reconoció que deberá «echarle muchas ganas» para que no sólo sea un ingreso, sino un egreso excelente.
Cursó su bachillerato en el CCH Sur, por lo que tenía pase reglamentario para la carrera de Biología, pero desistió porque no le gustó y se preparó un año para presentar el examen de ingreso a medicina. «Quienes logramos quedarnos no somos personas de otro mundo, simplemente le ponemos empeño y estudiamos como se debe».
Alberto Alexis Tejas Siles aseguró que el resultado de su examen «es consecuencia de su esfuerzo. Egresado de la preparatoria 106 de Almoloya del Río, Estado de México, el ahora universitario ofrece realizar su mejor esfuerzo ahora que ha logrado ingresar a la UNAM.
«Me esforcé y estudié un año completo durante casi ocho horas al día… mis anteriores resultados no fueron motivo de desilusión, por el contrario, me impulsaron a dar lo mejor de mí».