
Cae presunto integrante de grupo delincuencial Los Intocables en CDMX
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de julio de 2025.- Con motivo del Día Mundial del Perro, este 21 de julio, la coordinadora de Enseñanza Quirúrgica en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, de la UNAM, Ana Paola Velasco Espinosa, afirmó que no hay razas agresivas y eso es un mito.
“La agresividad de un animal depende de los humanos que promueven ese comportamiento”, aseveró al recomendar saber si son adecuadas para el tipo de vida y el carácter de cada persona.
De acuerdo con la Primera Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (Enbiare, 2021), 73.4 por ciento de la población adulta en áreas urbanas y rurales declaró cohabitar con animales de compañía.
Además, en 69.8 por ciento de los hogares se cuenta con alguno de estos, los cuales alcanzan la cifra de 80 millones: 43.8 millones son caninos, 16.2 millones felinos y 20 millones de otras especies.
De acuerdo con la Federation Cynologique Internationale, organización canina, hay 343 razas reconocidas de perros. Tres son auténticamente mexicanas: xoloitzcuintle, chihuahueño y calupoh.
La experta detalla que son parte esencial de la vida diaria del ser humano y de su compañía al brindar momentos de alegría. Sin embargo, no es así en todos los casos. Un alto porcentaje vive en condiciones inadecuadas.
Un perro necesita espacio, estar alejado del calor y del frío, así como contar con alimentación completa, nutritiva y adecuada. También es importante que pueda desarrollarse y comportarse de la manera que le corresponde, que juegue, sea feliz y esté libre de enfermedades”, comenta la especialista.
En la actualidad hay casos de “humanización” de los animales. Parte de su libertad debe ser el respeto de las conductas propias de su especie; no obstante, el vínculo creado es tan fuerte que se sobreprotejen, reitera Velasco Espinosa.
Los perros paseados en carriolas puede ser porque el animal tenga tetraparesia (debilidad muscular en las cuatro patas) y no pueda caminar. No obstante, puede tratarse de un vínculo errático con el humano, de un apego ansioso de la persona.