De norte a sur
Siempre he manifestado mi convicción de que Las Mañaneras son un instrumento político de privilegio para el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Le sirven para poner temas en la agenda nacional cuando el debate de esos asuntos puede ser favorables a sus planes y, lo más peligroso, hasta para darles tintes de políticas públicas a sus ocurrencias.
Y entre sus ocurrencias, el presidente mete, maliciosamente como calificó el Tribunal electoral a sus dichos sobre Xóchitl Gálvez, temas en los que trata de esconder su malestar con algunos medios escritos y electrónicos, así como a no pocos comunicadores que cubren importantes espacios en el espectro mediático del país y que de plano son analistas críticos, en la mayoría de los casos, de sus actos de gobierno.
AMLO dijo de Ciro ayer en su Mañanera lo siguiente:
“Ciro actúa de manera corrupta” y que lo anterior es un acto deliberado de corrupción. López Obrador indicó que este dato lo halló al estar investigando para escribir su último libro”.
Todavía al aire en su noticiero matutino en la plataforma de Fórmula Noticias, Ciro le contestó al presidente (cito de memoria) que el presidente mentía. Que lo conminaba a presentar pruebas de esa presunta corrupción.
El comunicador, que sufrió un atentado en diciembre del año pasado, le respondió al mandatario que no acusara a la ligera. Sin bases. Que si sus dichos le estaban creando el caldo de cultivo para que pudiera ser víctima de un segundo atentado.
Las mañaneras del presidente López Obrador ya tienen su sección de acusaciones de odio.
Un ejercicio de comunicación política que le rinde buenos dividendos al mandatario, se pervierte cuando es utilizado para crear una narrativa de ODIO en contra de quienes no están de acuerdo con algunos de sus proyectos.
El sexenio ha entrado en su etapa terminal.
La irrupción de los que serán jugadores de primer nivel en las elecciones de junio próximo, al parecer le está afectando al presidente como una especie del síndrome del nido vacío. AMLO no se resigna a dejar de ser el único centro de atención de los medios.
Yo vuelvo a manifestar mi preocupación por la posibilidad vuelva a producirse un nuevo atentado contra mi compañero Ciro Gómez Leyva.
Es una pena que un ejercicio de comunicación política como las mañaneras se haya pervertido cada vez que el presidente le incorpora el ingrediente del discurso del odio.
Espero que la narrativa de AMLO contra Ciro Gómez Leyva se corrija y el debate político vuelva a ser sobre las ideas de gobierno y no de las animadversiones que, muchas veces de forma por demás gratuita, se crean entre el poder y los medios.
A serenarse llama la sociedad a sus actores políticos.