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CIUDAD DE MÉXICO, 5 de agosto de 2025.- El Papa León XIV envió este martes un mensaje con motivo del 80º aniversario de los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki. Llamó a abandonar las armas nucleares y construir una ética global de fraternidad.
A su vez, recordó que las heridas de 1945 siguen vivas en las calles y corazones de Japón.
La guerra es siempre una derrota para la humanidad”.
Esta frase, reiterada varias veces por el Papa Francisco durante su pontificado, resuena con fuerza en el mensaje que el Papa León XIV dirige con motivo del 80º aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki.
De acuerdo con una publicación de Vatican News, León XIV retomó esa advertencia para destacar que, aunque han pasado ocho décadas, “ambas ciudades siguen siendo recordatorios vivientes de los horrores profundos provocados por las armas nucleares”.
Y añadió: “Sus calles, escuelas y hogares aún llevan cicatrices —tanto visibles como espirituales— de aquel fatídico agosto de 1945”.
El Pontífice saluda cordialmente a quienes se reúnen en esta conmemoración y expresa “sentimientos de respeto y afecto hacia los hibakusha, los sobrevivientes, cuyas historias de pérdida y sufrimiento son un llamado oportuno para todos nosotros a construir un mundo más seguro y fomentar un clima de paz”.
Citó también al doctor Takashi Nagai, sobreviviente de Nagasaki, quien escribió: “La persona del amor es la persona del ‘valor’ que no porta armas”. A partir de esta propuesta, el Papa afirmó que la paz verdadera exige el valiente abandono de las armas, especialmente de aquellas capaces de provocar una catástrofe indescriptible. “Las armas nucleares ofenden nuestra humanidad compartida y traicionan la dignidad de la creación”, subraya.
En un mundo marcado por crecientes tensiones y conflictos, Prevost sostiene que Hiroshima y Nagasaki se erigen como “símbolos de la memoria” que nos invitan a rechazar “la ilusión de una seguridad fundada en la destrucción mutua asegurada.” Propuso, en cambio, construir “una ética global enraizada en la justicia, la fraternidad y el bien común”.
El Papa concluyó su mensaje con una plegaria: que este aniversario impulse a la comunidad internacional a renovar su compromiso con “una paz desarmada y desarmante”, en favor de toda la familia humana.