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CIUDAD DE MÉXICO, 28 DE ENERO DE 2018.- Una camioneta de la Marina atraviesa la carretera y es emboscada a balazos desde un cerro, lo que obliga a los elementos militares a detenerse. No van solos: con ellos va otra camioneta y un blindado Humvee y en cosa de segundos se acomodan de tal manera que cubren todos los flancos para evitar otra sorpresa.
El ataque continúa y los marinos, integrantes de la Unidad de Operaciones Especiales (Unopes) responden con bombas distractoras y aprovechan el desconcierto enemigo para atacar: uno de ellos cae y otros dos se rinden. A estos dos últimos se les leen sus derechos. La respuesta a la emboscada es un éxito y no se descuida el tema legal y de derechos humanos.
El operativo, realizado en una carretera de Donato Guerra, en el Estado de México, es un simulacro pero los balazos suenan reales y el ejercicio forma parte de la capacitación y adiestramiento que recibe la Unopes. Es un cuerpo de élite de la Marina creado en 2014 que cuenta con alrededor de dos mil elementos y se encarga de atender peticiones de los tres niveles de gobierno para contrarrestar a la delincuencia organizada.
“Para nosotros la prioridad es la seguridad del país, de la población, el fortalecer el Estado de derecho en donde la delincuencia organizada ha permeado desde hace algunos años. Nos interesa seguir cooperando y coadyuvando con distintas instancias de seguridad en el país”, explica a Quadratín el contraalmirante Felipe, coordinador de adiestramiento y capacitación de la Unopes.
La unidad cuenta con instalaciones que ya se pueden usar y otras en construcción donde hay talleres, simuladores, centro de entretenimiento, y una zona boscosa de 80 hectáreas convertida en un centro de entrenamiento en campo.
Narcobloqueos y rescates virtuales
Desde el simulador de manejo de la Unopes los conductores de los vehículos de la Marina pueden aprender a tomar las mejores decisiones para evadir un narcobloqueo -como los que se registran en Reynosa, Tamaulipas, dice el instructor- o manejar sin riesgos durante una lluvia.
El simulador se integra por tres pantallas, una frontal y dos laterales, que rodean un asiento similar al de una camioneta Pick Up Cheyenne -como los usados por la Marina- y un volante con palancas tanto para cambio de velocidades automático y estándar. Además hay un radio igual al usado en las camionetas reales desde el que el conductor debe explicar su posición, lo que ve y que decidirá en caso de perseguir a un delincuente o de ir a apoyar a compañeros
Durante el simulacro al que Quadratín tuvo acceso, uno de los choferes acude a dar apoyo en un enfrentamiento de marinos contra miembros de la delincuencia organizada. El conductor enciende la camioneta, comienza a acelerar y llega al punto y debe tomar una decisión: dónde estacionarse. Lo hace frente a un centro comercial. Le preguntan por qué. Su respuesta es que lo hace porque vio a un automóvil sospechoso y entonces se interpone entre él y sus compañeros, pero además si dicho vehículo escapa, podrá darle alcance.
El simulador incluye además escenarios de fallas mecánicas, ponchadura de llantas, que la gasolina se agote, pero el más común y usado son las persecuciones, afirma uno de los conductores con más experiencia.
El de manejo no es el único simulador. Hay otro de rescate, desde donde quienes reciben adiestramiento pueden enfrentarse de manera virtual con delincuentes, que aparecen en una pantalla y los marinos con sus fusiles conectados pueden disparar y si aciertan, entonces sus atacantes caen abatidos.
Gracias a ese simulador, los integrantes de la Unopes pueden prever cómo responder ataques sorpresas o cómo rescatar a un compañero suyo herido. Pero el entrenamiento no se limita a lo virtual. También reciben instrucción en materia jurídica y de derechos humanos y entrenamiento en campo.
Preparados para atacar y curar
En un cerro boscoso es donde la Unopes hace las pruebas lo más apegadas a la realidad. Hay dos campos de tiro donde se practica con armas de verdad. En uno de ellos los marinos practican tiros con pistolas para cuando la distancia con sus agresores ya es corta. En la prueba a la que Quadratín tuvo acceso cuatro marinos avanzan mientras disparan sus pistolas, dos adelante y dos atrás que los cubren, y después intercambian posiciones. Disparan a siluetas de hombres colocados en una pared de una parte del cerro. Dicha silueta tiene un círculo blanco donde se supone los balazos son mortales. Al concluir el ejercicio, una de las siluetas tiene cinco balazos ahí.
Hay otra zona de disparos, donde los marinos en una supervisión en una zona agreste a la que llegan a pie, son atacados. Los militares avanzan en línea con sus fusiles y atacan, lo que se llama hacer contacto con el enemigo, avientan bombas distractoras que sueltan humo de colores y hacen rompimiento y por parejas de manera escalonada se repliegan y se reorganizan, mientras un francotirador les cuida la distancia. El ejercicio sirve para verificar si están todos, si hay heridos y revisar el armamento y las municiones.
El adiestramiento de la Unopes incluye preparación física y de dominio de habilidades, en la llamada pista avanzada, ubicada en una zona escarpada de un kilómetro, pero que debido a los obstáculos y paredes de cuerdas, se recorre en 25 minutos. El área fue recreada a similitud de la de las Fuerzas especiales de Estados Unidos, dice con orgullo un marino.
Se le pregunta a uno de los encargados del adiestramiento por qué se pone a los marinos a recorrer fosas por encima y a través de cuerdas, túneles estrechos o subir o bajar escaleras de cuerdas. Es porque en la batalla contra el crimen organizado se pueden enfrentar a esa clase de situaciones, como cuando deben desembarcar en algún lugar complicado, deben atravesar un río o incluso al buscar algún narcolaboratorio, del que también hay una representación, ya responde.
Además de ser instruidos en situaciones de enfrentamiento, de recibir adiestramiento físico o preparación táctica para estar listos sobre cómo atravesar pantanos, casas abandonadas o ríos mientras transportan equipo militar, los integrantes de la Unopes se capacitan para sacar a compañeros heridos en caso de que sufran algún balazo, sean picados por un animal en una misión, o se deshidraten ante el calor.
Cada uno de ellos viaja con un torniquete, sacan a los heridos en camillas talón que cargando o con camillas que pueden armar con troncos y sus uniformes. Asimismo, todos tienen conocimientos en primeros auxilios.
Todos los elementos de la Unopes están capacitados en sortear obstáculos físicos sobre terrenos difíciles, en reaccionar rápidamente a los ataques de la delincuencia organizada, en aprovechar todo lo qué hay en el medio para cumplir sus misiones, en ayudar a compañeros heridos, resolver situaciones con actitud, no usar pretextos e incluso a asumir el mando en caso de ser necesario, resume el contralmirante Felipe.
“Si nadie toma el mando, entonces nos gana la delincuencia organizada”, concluye.