Preocupa a Barrales avance del llamado plan C del oficialismo
Fiscal carnal y Procurador a modo
Los mariachis callaron. Desaparecieron los que abogaban por fiscalías propuestas por ciudadanos.
El pacto en Palacio entre Peña Nieto y López Obrador los dejó felices.
¿Qué pasó?
Habrá Fiscal carnal, Procurador a modo y Fepade militante del partido en el poder a partir de diciembre.
De pronto a los “ciudadanos” (es un decir, pues son seguidores de López Obrador), se les olvidaron sus demandas y aceptan que AMLO ponga la terna para esos cargos y que los ratifique la mayoría de Morena.
Ya no se enojan porque el presidente va a nombrar al Fiscal General de la Nación, con el voto de su mayoría en el Senado.
Callados se quedan porque López Obrador va a designar, de entre los suyos, al próximo Fiscal Electoral.
En un acuerdo entre el presidente en funciones Enrique Peña Nieto y el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quedaron las ternas para las tres fiscalías vacantes.
O sea que el próximo Fiscal General de la Nación le va a deber el cargo a López Obrador, y va a durar nueve años. Será un procurador transexenal que durará todo el sexenio próximo y la mitad del otro.
Lo mismo ocurre con el (la) Fiscal Anticorrupción, que le deberá agradecer por nueve años al presidente López Obrador, y al ex presidente López Obrador, tener ese puesto.
Y así va a suceder con el (la) Fiscal Electoral, ex subordinados de AMLO los tres que irán en la terna, producto del acuerdo del presidente en funciones y el electo.
Podrán poner -si quieren- en la Constitución que los fiscales anti corrupción y general de la nación serán independientes del Jefe del Ejecutivo, pero los va a nombrar AMLO y los va a ratificar Morena.
Le deberán el puesto a López Obrador. Por nueve años.
Todos los gritos contra el “Fiscal carnal” y por una “Fiscalía que sirva”, se callaron cuando AMLO anunció que él mandaría (vía el presidente en funciones) las ternas para elegir esas vacantes.
¿De eso se trataba todo? ¿De que los pusieran AMLO y su mayoría?
Lamentablemente sí. Penosamente sí.
Digan lo que digan los “organismos civiles” para simular su capitulación, el Fiscal General de la Nación será Verónica de Gyves Zárate, José Luis González Alcántara Carrancá o Bernardo Bátiz Vázquez.
Lo será alguno de los tres porque lo dice AMLO. Punto.
Por cierto, González Alcántara Carrancá es amigo personal de AMLO, y fue presidente del Consejo de la Judicatura y presidente del Tribunal cuando López Obrador fue Jefe de Gobierno.
Don Bernardo Bátiz es fundador de Morena y fue Procurador de Justicia del DF con López Obrador.
Va a durar nueve años en el cargo. ¿Con quién va a estar su lealtad durante el sexenio y después del sexenio de López Obrador, que seguirán en el puesto?
En la Fiscalía Anticorrupción va a quedar María de la Luz Mijangos, Diana Álvarez Maury o Ricardo Peralta Saucedo.
¿Por qué? Porque lo dice AMLO.
¿No que querían una Fiscalía que sirva? Puro cuento.
Cabe apuntar que en el primer lugar de la terna para la Fiscalía Anticorrupción que propone López Obrador, está María de la Luz Mijangos, Contadora Mayor de Hacienda en la Asamblea capitalina durante el gobierno de… López Obrador.
La Fiscalía Electoral va a ser ocupada por María Estela Ríos González, Ernestina Godoy Ramos o Agustín Ortiz Pinchetti.
¿Por qué? Porque lo dice AMLO. Punto.
María Estela Ríos, fue la consejera jurídica de López Obrador en el DF.
Ernestina Godoy es actualmente diputada federal de Morena.
Y Agustín Ortiz Pinchetti fue secretario de Gobierno de López Obrador en la capital.
Excelentes personas varios de ellos. De primera Bernardo Bátiz y Ortiz Pinchetti, pero nos dijeron que no se trataba de eso.
Que habría Fiscalía que sirva, ningún Fiscal carnal y Fiscalía Electoral independiente.
Nada de eso. López Obrador tendrá un poder transexenal para bajar el pulgar a sus adversarios si le da la gana, y para que le cuiden las espaldas a él y a los suyos cuando se vayan, si lo llegaran a necesitar.
De eso se trataba el griterío: que Peña no envíe a sus carnales para su ratificación en el Senado. Que sean los carnales del nuevo presidente, éste sí todopoderoso.