Visión financiera/Georgina Howard
El PRI es un partido históricamente aliancista, el siglo XXI no ha sido la excepción. Llevamos más de dos décadas trabajando en coaliciones con partidos políticos. Hemos puesto a un lado nuestras diferencias ideológicas para construir proyectos de unidad y acuerdos duraderos que han generado resultados.
Hemos sido responsables desde el poder y lo hemos sido como oposición. El PRI impulsó la creación de “Va por México”, porque sabemos que un gobierno con vocación centralista como el actual, requiere de contrapesos que contengan cualquier intento por alterar el orden constitucional o modificar las reglas de la democracia. Hasta hoy, el PRI no ha facilitado, ni valorado, ni transitado, ni acordado, absolutamente nada que dañe a “Va por México”.
La mal llamada “Moratoria Constitucional”, era para contener las iniciativas fundamentales que enviarían desde el partido-gobierno: Reforma Eléctrica, Reforma a la Guardia Nacional, y Reforma Electoral. En las dos primeras el PRI convincentemente votó en contra. Extender la presencia de las Fuerzas Armadas para acompañar a la Guardia Nacional hasta 2028, fue una propuesta del PRI, como también lo fue votar en contra de subordinar la Guardia Nacional a un mando militar. Con la misma convicción que defenderemos al INE, y al Tribunal Electoral.
El PRI declinó en Chihuahua en 2021, a favor de la candidata del PAN a la gubernatura, porque consideramos que la candidata panista estaba mejor posicionada. Ganó. No recibimos el mismo trato en Nuevo León, en esa misma elección, aun cuando el candidato de PRI-PRD, estaba mucho mejor posicionado, y terminó a solo nueve puntos del primer lugar, y el PAN se reservó su 18%, que lo dejaron en un tercer lugar. Lo respetamos.
Respetamos que en esas elecciones el PAN no quisiera la alianza “Va por México”, en las diputaciones federales de los 15 distritos de Guanajuato, los cinco de Querétaro, y los cinco de Yucatán. Bajo el argumento de que no necesitaban a “Va por México”. En el PRI y en el PRD lo respetamos.
No se trata de “reclamar” decisiones que desde el PRI hemos entendido política, estratégica y electoralmente. Se trata de poner sobre la mesa elementos que contribuyan a entender que hemos sido tolerantes. Ni desde la dirigencia, ni desde la militancia se ha impulsado ninguna campaña para denostar a la dirigencia del PAN, ni del PRD, ni a sus militantes.
Partimos del criterio que la militancia y simpatizantes de los tres partidos desea y espera que continúe “Va por México”.
Pero una alianza electoral con coincidencias legislativas no tiene que poner una lápida a la agenda propia que tiene cada partido político que la integra. Si en algo no coincidimos, debemos apelar a la tolerancia. La misma que ha prevalecido entre las tres fuerzas políticas en los últimos dos años.
El linchamiento fácil, los adjetivos descalificativos, las declaraciones radicales y las amenazas, no fueron antes, ni durante, ni ahora, parte de la estrategia del PRI que pusiera en riesgo a “Va por México”.
El PRI, respeta, la vida interna de cada partido político, y así se ha conducido; y está lejos de incitar y de promover el rompimiento de “Va por México”.
Sin soberbias y sin protagonismos, el PRI está consciente de la necesidad de compartir y competir en alianza con otras fuerzas políticas, en el entendido de que existe entre los tres partidos, capacidad, experiencia, entendimiento y visión para superar cualquier desencuentro.
El reto es evitar la ruptura. El PRI nunca ha apostado a la división de México, porque no merecemos un país dividido. Es fundamental hacer de “Va por México” una experiencia democrática para los ciudadanos, que demuestre, sin posturas radicales, que somos capaces de lograr acuerdos para mantener lo que es útil, y devolverle a esta nación lo que ha perdido.