México se la juega en 2025
La confianza no es fácil de construir. Es un proceso largo y tortuoso plagado de riesgos y amenazas. Destruirla, en cambio, resulta más sencillo.
Esa es la amenaza que asecha estos días a la vida institucional del país.
El Instituto Federal Electoral había superado la prueba de la elección presidencial. Logro conducir el proceso con limpieza y certeza… pero seis meses después la imparcialidad del árbitro está en duda. Las sospechas llueven sobre la Unidad de Fiscalización. Primero resolvió el caso Monex dejando de lado detalles como la declaración fiscal en ceros de la empresa Alquino ligada con el PRI un año antes del contrato… y peor aun, el destino de los recursos canalizados a través de las famosas tarjetas Monex. Si a eso sumamos el voto decisorio del consejero Sergio García Ramírez en medio de un conflicto de interés, el asunto huele peor.
La discusión del dictamen de los contadores del IFE fue pospuesto para la semana entrante. No es menor la bronca armada por el PRD, Andrés Manuel López Obrador… y hasta por el PAN del señor Madero.
“No sorprende la acusación a las izquierdas por haber rebasado el tope de campaña. Lo que sí sorprende es que el dictamen no diga que los demás también se pasaron” –argumenta la analista María Amparo Casar.
El trabajo del fiscalizador, Alfredo Cristalinas, también tiene descontentos a los propios consejeros ciudadanos del Instituto.
Pero el IFE no está solo en el ridículo. El árbitro electoral comparte crisis de credibilidad con el IFAI, monumento institucional a la transparencia enturbiada por otro escándalo. El comisionado Ángel Trinidad Zaldívar ha minado la confianza en el Comisionado Presidente del organismo, Gerardo Laveaga y en la comisionada Sigrid Arzt. Se presume irresponsabilidad en ambos casos.
La Suprema Corte de Justicia también agrega otra cucharada de sal al consomé de la desconfianza. Su fallo en el caso Cassez dejó contentos a muy pocos. ¿Con un ‘montaje’ desarmaron otro ‘montaje’?. Sólo dos de cada diez mexicanos creen en una decisión limpia de polvo y paja.
Aunque una sentencia de la Corte no tenga porque atender lo que piensa la opinión pública, los ministros no han sabido aclarar las dudas por la abrupta decisión de liberar a una extranjera sentenciada por secuestro, a quien ya nunca se le podrá probar culpabilidad o inocencia.
Es cierto, el trabajo de la Corte no es ser populares… pero algo ayudaría no poner a todos de acuerdo en su contra.
Basten estos tres ejemplos para acusar un peligroso proceso de deterioro institucional… la última encuesta de BCG-Excélsior así lo muestra. Estamos desmoralizados frente a la democracia… y así vamos ‘derechito’ rumbo al abismo de la desconfianza.
MONJE LOCO: Es muy prematuro echar las campanas a vuelo por la propuesta de reforma migratoria en EU… De aprobarse en un futuro aun remoto, los requisitos para legalizar indocumentados serán muy c0omplicados y hasta el requisito de hablar perfecto inglés será una trampa para disfrazar la discriminación. Cuando el debate llegue a la Cámara de Representantes –dominada por los republicanos– vendrá la ‘cachetada’: la posibilidad de legalizar a 11 millones de indocumentados –la mayoría latinos– es remota y casi imposible. Será decisión unilateral a un problema bilateral. Ya verá usted cómo el diablo está en los detalles… y falta mucho para conocerlos. PUNTO Y APARTE: señores ministros de la Suprema Corte, la porra del SME los saluda…
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