El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Inteligencia y humor son indispensables en la nueva normalidad pandemoníaca.
A Ricardo Monreal, coordinador de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política en el Senado, el afán de convertrirse en el payaso de las cachetadas le ocupa y no le procupa.
¿Qué hacer con este año coronaviruleto y recesivo?
El prócer zacatecano responde; desaparecerlo por arte de magia; Bidi bada bum; ventila al conejo sacado de la chistera.
Propone esperar a que el mundo cuente con una vacuna contra la peste maldita y luego, con el consenso global borrar del calendario este año espantoso.
Suena chsitoso, pero no es chistoso.
Intelige que si el mundo está regulado por convenciones y acuerdos humanos, no divinos, entonces podemos tirarlo a la basura. Es positivista. Propone no pagar impuestos ni cobrar intereses; que nadie repruebe lo que mal estudió; que viva el desenfreno a claxonazos; que si el rio suena, agua lleva, etcétera, etcétera.
El ilustre zacatecano nos recuerda que el calendario actual fue impuesto en 1582 por el papa Gregorio XIII y el Concilio de Trento.
Bajo esa lógica histórico-teológica, señala que «borrar 2020” no significaría inducir una amnesia colectiva, no; que hay experiencias y aportaciones de este año (especialmente científicas, sanitarias y médicas) que deben servir para el porvenir; que no es el fin del mundo.
Piensa Monreal que es una lástima; que íbamos requetebien con la 4T y el mesías de Tepetitán; que bienestar y prosperidad llamaban a la puerta y que zaz, todo se derrumbó dentro de mi, como dice la canción de Emmanuel; que al año se lo llevó el carajo; que ni la ciencia ficción pudo imaginar tanta oscuridad, muerte y pobreza.
El senador zacatecano se voló la barda con su loza de canetra rosa y semejante chiste de humor mezcalero, preciso, conciso y macizo, para invitarnos a soportar el confinamiento sin morir de aburrimiento