
De frente y de perfil
… la del procurador del DF Rodolfo Ríos. En un mes no ha visto la suya. Primero fue el tema de los vándalos detenidos por los disturbios del pasado 1 de diciembre. Ahora, una jauría de 25 perros pulguientos es la peor pesadilla del abogado de la ciudad.
La muerte de cinco personas –tres adolescentes, una mujer y un bebé–a causa de mordeduras de perros deja de ser una historia de horror, para convertirse en un guión digno de una película de Juan Orol, –padre del cine improvisado–.
El escándalo de los perros asesinos de Iztapalapa desata primero la suspicacia. La idea de un cártel canino organizado para delinquir no convence… menos a los familiares de las víctimas.
Hermanos de Alejandra Ruiz y Samuel Suriel Martínez denuncian la muerte de la pareja a consecuencia de heridas producidas por arma punzocortante. ¡Gulp!, diría Tribilín.
Para acabarla, surge un nuevo testimonio. Georgina Ramírez, denuncia que su hija de 15 años, Ana Gabriela Nataret, fue asesinada el 17 de diciembre en la misma zona… que los restos de la joven presentaban golpes y cortaduras aparentemente provocadas por manos humanas. Sin embargo, el forense insiste en que la niña presenta heridas mortales por mordedura de perro. Punto.
El pavoroso caso ha llevado a los judiciales chilangos a perseguir fantasmas. Nadie puede asegurar que los 25 canes capturados pertenezcan a una jauría de animales feraces –pueden ser gatos, perros y otras especies los cuales al perder el contacto humano se tornan violentos– , ni la propia autoridad puede desmentir a quienes afirman que detuvieron a los perros por mansos o por mensos.
Tal parece que a los muchachos del Procurador Ríos se les hizo bolas la investigación y decidieron tomar un atajo para culpar de las muertes a un conjunto de animales que obviamente no son sujetos de derecho.
Pero el enredo es tal que las autoridades apremiadas por la sociedad han convocado a los dueños de los animales capturados a dar la cara… y arriesgarse a pagar por las fechorías de sus macotas.
Por si algo faltara, la procuraduría capitalina pretende quedar bien con organizaciones protectoras de animales al asegurar que los perros no serán sacrificados… y lanza un llamado para que los perros asesinos –según sus propios peritos– sean adoptados por bondadosas familias… de preferencia con niños.
Pues no harán falta sólo 25 familias misericordes para salvar la suerte de los perros en desgracia sino 10 millones… Sí, el mismo número que hay de perros callejeros, sólo en el DF.
–¿Quien iba a decir que un grupo de canes iba a poner en evidencia a la autoridad encargada de investigar los crímenes en la Ciudad con (Miguel) Ángel?.
Eso se llama perra suerte… lo diría por instinto si yo fuera perro.
MONJE LOCO: ¡Este hocico sí se ve! ¡Perros políticos, libertad! Serán los gritos de unas 30 organizaciones defensoras de los derechos de los animales, integradas por el Twitter en el colectivo #Yosoycan26, para evitar el sacrificio y exigir la liberación de los perros detenidos por la muerte de cinco personas en un paraje del Cerro de la Estrella. Los perros no son chivos (expiatorios) dirán las voces de protesta contra las autoridades de la PGJDF, las cuales se muerden la cola, mientras canelo, chingordoniño, solovino, criollo, pecas, la dama y el vagabundo na’ más pelan los dientes… sin mover la cola.
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QMX/jc