
Polos de Bienestar: el nuevo rostro del desarrollo regional en México
Otra vez se impuso la ley de la selva.
Ganaron los rijosos ceceacheros. Doblaron a la autoridad universitaria… y de paso burlaron a los verdaderos estudiantes, trabajadores y maestros.
El rector José Narro se justifica. Tras dos semanas de permanecer en tinieblas aplaude la mesura que permitió la desocupación de la Dirección del CCH. Maquilla de tolerancia un acto intolerable. Condena ‘suavecito’: “se actuará en contra de la impunidad, pero sin autoritarismos (…) queremos regresar a la normalidad, no a las noches oscuras”.
–¿Y los delitos cometidos?
La máxima autoridad, de la máxima casa de estudios, cedió al máximo chantaje… y tanto que retiró los cargos contra la pandilla que agredió a trabajadores, tomó instalaciones y destrozó vidrios y muebles.
En un acto de “infinita” buena voluntad, la autoridad universitaria borró agravios… y negoció la ley.
De nada sirvieron cartas y pronunciamientos de la comunidad que exigía castigo a los violentos… al final, los más acabaron pisoteados por los menos.
Lo peor del caso es que el rector Narro, la directora del CCH, Lucía Laura Muñoz, y el resto de los responsables de enfrentar el conflicto acabaron de cómplices.
Ellos y nosotros sabemos que la protesta fue una farsa… y las quejas contra el cambio a planes de estudios, un burdo pretexto.
En realidad estaba en juego la operación de grupos mafiosos como denunció el profesor Fernando Martínez Vázquez, del CCH Naucalpan: “el problema se relaciona con la venta de dulces, el consumo de bebidas alcohólicas e inclusive la venta de drogas… conocemos cómo se han dado este tipo de movimientos y sabemos que hay gente infiltrada (…) estamos ante grupos de derecha que manejan discurso de izquierda…”
Sólo resta esperar la consumación del agravio. A la falta de castigo penal se va a sumar el perdón universitario. Las expulsiones de seis violentos –encapuchados al estilo de los mártires de la primavera árabe– serán estudiadas en una negociación cargada de perversidad.
Por la raza universitaria habló el espíritu… de los vándalos.
El mensaje es lamentable.
MONJE LOCO: Flota porquería en Tabasco. El gobernador Arturo Núñez se lanza contra su antecesor. Acusa a Andrés Granier de mentir sobre el tamaño de la deuda tabasqueña… son 18 mil millones y no 10 mil… como dijo el otro. El gober perredista revela más pecados mortales del gober priista: 2 mil millones de pesos retirados de cuentas bancarias indebidamente; la cuarta parte de las participaciones fiscales comprometidas a 20 años por adeudos; obligaciones por 2 mil 320 millones con proveedores embarcados. Ya encarrilado, acusa el robo de documentos oficiales, manipulación perversa de sistemas informáticos, indisciplina presupuestal, mala administración, falta de previsión y controles… en una palabra, corrupción grave y generalizada en el gobierno anterior: “Me queda claro que las irregularidades acreditan plenamente el grado de relajación de la moral pública que sufrió el aparato gubernamental de nuestro Estado (…). También nos queda claro que (…) tales irregularidades no pudieron haber sido cometidas sin el conocimiento de quien estuvo al mando del Poder Ejecutivo en el anterior período de gobierno”. El gobernador Núñez se pone el parche ante tamaño ‘granier’. Promete denuncias ante la PGR… mientras, el atrapado es él…
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QMX/jc