Visión financiera/Georgina Howard
Ambiente político contaminado
El desbocado ímpetu transformador de la cuarta transformación contamina todos los ambientes. Vivimos una peligrosa polarización tóxica.
Pongamos como ejemplo reciente la decisión del INE, al negar registro a México Libre, que debería abordarse desde la razón y el derecho. Ahora, el tribunal electoral podrá o no corregir la plana al Instituto Nacional Electoral.
Lo relevante es que, en este asunto como en tantos otros, todo se mira a partir de lógicas sectarias impuestas desde Palacio Nacional. El presidente López Obrador trabaja en ello. Opina, critica y amenaza sin disimulo a quienes disienten. En el caso de México Libre el presidente afirma que si el INE hubiese otorgado el registro al partido de los Calderón-Zavala, “no se la hubiera acabado”.
Si los magistrados del tribunal electoral saben escuchar, interpretarán que la negativa a otorgar registro a México Libre es “un triunfo del pueblo”, según el presidente, y si cambian la sentencia del INE sabrán a qué atenerse con el líder de las hordas “cuatroteístas”.
La contaminación del ambiente político hace que todo cuanto pasa o deja de pasar en México, se lea a partir de algo tan rotundo como frágil; “o estás con AMLO o en contra de AMLO”.
Si uno critica cualquier dicho o cualquier hecho del gobierno, de inmediato se convierte en un conservador, emisario del pasado corrupto y rapaz. Eso es un simplismo vulgar.
La vacuna contra el virus del maniqueísmo perverso y tramposo es y será el debate plural; información, datos y hechos, aunque disgusten al mandamás, para nutrir el juicio nacional. Es inadmisible aceptar por cobardía, en silencio sumiso, la imposición del evangelio presidencial, sin rebatirlo.