
Aún prófugo, presunto tirador de Ximena Guzmán y José Muñoz
@guerrerochipres
La seguridad no es solo cuestión de policías y delitos. La vida cotidiana se salva en ocasiones por la capacidad de responder con rapidez a emergencias y proteger la vida frente al fuego, la fuga o fenómenos naturales.
En ese terreno, las cámaras de videovigilancia han modificado radicalmente la ecuación: no se trata sólo de reaccionar ante la llamada de auxilio, sino de anticipar, confirmar y dirigir la respuesta desde una infraestructura tecnológica que coloca a la Ciudad de México en la vanguardia de América y la acerca a experiencias europeas.
Los datos son contundentes. Desde enero de 2024 a la fecha, el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) de la Ciudad de Méxicoregistró 141 mil 749 reportes relacionados con bomberos, una cifra que muestra la magnitud de la demanda ciudadana y la presión constante sobre los equipos de emergencia.
Los incendios, con 37 mil 383 casos, encabezan la lista de atenciones, seguidos por los derrames y fugas con 35 mil 413 y los daños derivados de fenómenos naturales con 29mil 369 reportes, mientras rescates, remociones de fauna nociva, accidentes y explosiones completan un abanico de situaciones que obligan a tener a la capital en alerta permanente.
El mapa territorial refuerza la idea de que no todos los puntos de la ciudad enfrentan el mismo nivel de vulnerabilidad. Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc concentran el mayor número de emergencias. Ese patrón muestra la correlación entre densidad poblacional y número de emergencias.
La CDMX se mueve hacia un modelo en el cual el ojo tecnológico multiplica las posibilidades de intervención, con la puesta en marcha del programa Ojos que Te Cuidan, instruido por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, para la adquisición desde el C5 de 15 mil 200 nuevos tótems con 30 mil 400 cámaras —la mitad de ellas con un sistema 360 grados— que se sumarán este año a las 83 mil 414 existentes.
El vínculo entre tecnología y eficacia no es retórico. La integración de cámaras en la gestión de emergencias permite reducir hasta en un 30 por ciento los tiempos de respuesta al ubicar con mayor precisión los focos del incidente. En Tokio, después del terremoto de 2011, la videovigilancia fue clave no solo para identificar daños estructurales inmediatos sino para coordinar rescates.
El cambio cualitativo es evidente. Las imágenes permiten verificar la dimensión de la emergencia y definir los recursos para su atención. La rapidez y capacidad de coordinar respuestas integradas reduce la posibilidad de errores fatales.
Cada 22 de agosto se conmemora el Día del Bombero, fecha para recordar que la ciudad vive bajo el riesgo de un “bomberazo”: esas emergencias inesperadas. La diferencia es un sistema de videovigilancia que multiplica la mirada y permite actuar con anticipación.
Salvador Guerrero Chiprés es coordinador general del C5 de la Ciudad de México