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CIUDAD DE MÉXICO., 12 de diciembre de 2019.- En México, el culto a la Virgen de Guadalupe es una manera de identificarnos, es un símbolo importante que ha llegado a muchos países, incluso de Europa y Asia. “Es un elemento de cohesión, porque no tiene esa parte política, como los partidos, por lo que cualquiera puede identificarse, sin mayor problema”, afirmó Gisela von Wobeser, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.
La devoción por la Guadalupana se propaga rápidamente, y cada año millones de devotos llegan a venerar su imagen en la Basílica, ubicada al norte de la Ciudad de México. “Tan solo en 2018, se calcula que llegaron más de 10 millones de peregrinos de varios puntos del país”.
La investigadora explicó que el origen del culto a la Virgen de Guadalupe es un santuario prehispánico dedicado a la diosa Tonantzin, en el cerro del Tepeyac. En 1525, cuatro años después de concluir el proceso de Conquista, los frailes franciscanos convirtieron ese santuario en una ermita dedicada a la Virgen María, para que los indígenas la adoraran. Colocaron una pintura de la virgen como inmaculada concepción, a la que le atribuyeron poderes milagrosos.
“No se sabe en qué año se erigió la ermita del Tepeyac, pero debió ser en la primera década después de la conquista. Estaba dedicada a la Virgen María y no a la Virgen de Guadalupe”, aclaró.
Los primeros documentos que se tienen sobre el culto guadalupano datan de 1556.
Cuando llegó el arzobispo de la ciudad de México, Alonso de Montúfar, a mediados del siglo XVI, se dio cuenta que el culto en la ermita tenía muchas posibilidades, con una imagen considerada milagrosa y muchos adeptos, tanto españoles como indígenas, y sacó provecho. “Bautizó a la imagen como Virgen de Guadalupe”.
La devoción mariana más importante de España era la Virgen de Guadalupe de Las Villuercas, en Extremadura. “Creo que al bautizar a la virgen del cerro del Tepeyac como Guadalupe, muchos se fueron con la finta de que era la misma.
“Poco a poco la virgen mexicana le comió el mandado a la española porque hoy en España hay más devoción a la Guadalupe del Tepeyac que a la española, salvo en la región de Las Villuercas”, comentó Gisela von Wobeser.
Según registros, hubo una controversia entre Montúfar y Francisco de Bustamante, prior de los franciscanos, quien reclamó al arzobispo por alentar entre los indios el culto a la imagen de la virgen, diciendo que hacía milagros, cuando no había ninguna prueba.
“Aunque fueron los franciscanos quienes construyeron la ermita en el cerro del Tepeyac, Bustamante estaba temeroso de que se estuviera fomentando un culto idolátrico”, argumentó la universitaria.
Días antes del festejo a la virgen, que entonces no era el 12 de diciembre, sino el 8 de septiembre, día en que el catolicismo celebra el natalicio de la Virgen María, Montúfar ofició una misa en el Tepeyac, en la que afirmó que la virgen sí era milagrosa.
En respuesta, durante un sermón en la capilla de San José de los Naturales, del convento de San Francisco, durante la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, Bustamante censuró esas afirmaciones y negó que la imagen pintada por manos humanas fuera milagrosa.
Entonces, Montúfar interpuso una demanda contra Bustamante por las ideas expresadas acerca del culto a la Guadalupana. “Según documentos relacionados con la controversia, el franciscano alegaba cómo se podría presuponer que esta imagen hiciera milagros si apenas ayer la había pintado el indio Marcos Cipac”, relató Gisela von Wobeser.
Los interrogatorios de Montúfar a los testigos del sermón se publicaron más de tres siglos después, en 1888, con el título de “Informaciones de 1556”. En este documento, ni Bustamante, Montúfar o sus informantes mencionan las apariciones de la Virgen ni a Juan Diego.
Modelo para la guadalupana
El modelo utilizado para pintar la Virgen de Guadalupe fue una imagen flamenca del siglo XV. La Virgen en la Gloria, fechada hacia 1420, es muy similar a la Guadalupana en el trazo, el rostro, la proporción de sus miembros, la postura corporal y la vestimenta. “Las diferencias entre las dos imágenes quizá se deban a los objetivos de los franciscanos”, analizó la universitaria.
“Es probable que el autor de la imagen haya sido Marcos Cipac Aquino, aunque no sabemos con certeza cuándo se mandó a hacer; lo que sí sabemos es que cuando llegaron los franciscanos requirieron de imágenes para su proceso evangelizador”, concluyó.