Ráfaga/Jorge Herrera Valenzuela
¡Como los tres Mosqueteros!
¡Todos para uno y uno para todos! Sí, tristemente es lo que vimos todos los mexicanos en el debate. Los candidatos independientes Margarita Zavala y Jaime Rodríguez; el de PAN-PRD-PT, Ricardo Anaya y el del PRI-Verde, José Antonio Meade se enfocaron en criticar a Andrés Manuel López Obrador y éste, a diferencia de lo que muchos esperaban, no respondió, por prudencia, por estrategia o porque simplemente no tenía forma de debatir.
Propuestas estructuradas al principio, después reiteraciones y enfrentamientos contra un enemigo común, Amlo, pero también un enfrentamiento entre Anaya con Zavala o Anaya y Zavala contra Meade, y el Bronco mucho más prudente aunque con una propuesta de militarización en las escuelas y de cortarle las manos a los corruptos, que no resuelve en nada los problemas torales de México.
Pero lo que sí pudo visualizarse a lo largo del debate, es que si bien cada uno hizo sus propuestas, algunas coincidentes, es que los enfrentamientos de Zavala y el Bronco hacia José Antonio Meade fueron muy aisladas, lo que muchos ven como una futura alianza entre estos tres candidatos para empujar la candidatura quizá del propio Meade.
Si bien hubo temas en los que todos los candidatos hicieron planteamientos congruentes en materia de inseguridad, violencia, corrupción, democracia, impunidad, más allá de si el Chapo, Don Neto o Caro Quintero salen de la cárcel o si Obrador y Anaya no hacen la 3 de 3, todos los candidatos no detallaron los cómos y los cuándos para resolverlos y sí muy preocupados por el próximo Fiscal Anticorrupción.
Dimes y diretes, todos defendieron su santidad, su honestidad, sus propuestas como las mejores pero terminó siendo un debate de contra ataque con las mismas premisas reiteradas desde que se inició y pobre en proyectos.
Los debates son importantes, pero si no vienen acompañados de propuestas claras y detalladas, que en cierto modo lograron Ricardo Anaya y José Antonio Meade, ensombrecidas muchas veces por el enfrentamiento entre ambos o contra López Obrador, la ciudadanía no entiende.
Margarita Zavala se enarboló como la defensora de todos los mexicanos, la más demócrata, la esposa de Felipe Calderón, pero le faltó punch. Pudo haberse alejado de los ataques a López Obrador o Anaya y centrarse en su programa de gobierno, pero no pudo.
El Bronco se quedó en el regionalismo y en decirnos que el ejemplo de seguridad, anticorrupción, transparencia, abatimiento de la pobreza está en Nuevo León, donde tiró el arpa de su administración para perseguir la candidatura presidencial como candidato independiente.
Y qué decir del pacifista López Obrador, se esperaba más de él y simplemente se quedó en unas pinceladas sobre cómo lograría la transformación de México, sólo sabemos que quiere ser Juárez, Madero, que quiere la paz y el amor pero todo lo que le cuestionaron nunca lo aclaró.
Ojalá que en los próximos debates se obligue a los candidatos a hacer planteamientos claros, concisos, precisos de sus programas de gobierno, los cómos y de dónde, para no tener otra vez un escenario donde no se hacen propuestas aterrizadas, sólo promueven su candidatura, llaman al voto y claro, todos aman a México.