Visión financiera/Georgina Howard
Las Trumpuneadas
Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico A.C.
Es un hecho que la economía mexicana no puede depender de las decisiones tomadas en el exterior, el país y sus empresas existen antes de Donald Trump y seguirán existiendo después de este personaje.
Si bien el crecimiento económico de 2.5% no es suficiente para garantizar el desarrollo de México, la visión debe ver más allá de las condicionantes de la renegociación del TLCAN.
De acuerdo con un análisis del Instituto para el Desarrollo y el Crecimiento Económico A.C., hoy se muestra que la política comercial no puede sustituir a una estrategia de política económica integral: no se debe subordinar la economía nacional al marco de los acuerdos comerciales.
Como lo han mencionado las autoridades y liderazgos empresariales, y como lo habían demostrados diversos estudios académicos: México es más grande que el TLCAN. La implicación es clara: “si el comercio internacional con la región a la que se exporta, el cual es casi el 85% del total, tiene una relevancia modesta sobre el PIB de México, ¿qué país o región puede tener un impacto positivo mayor?”
Para el IDCE ni el TLCAN o cualquier otro acuerdo comercial harán lo que México deje de hacer en materia de política económica. Se debe garantizar el desarrollo de las capacidades productivas internas y de los beneficios que ello tiene sobre la creación de empleo e inversión.
Por ello, independientemente de la negociación del TLCAN, se debe impulsar el Fortalecimiento Globalmente Competitivo y Productivo del Mercado Interno, es la única forma de compensar los desequilibrios generados desde el exterior.
Hay que recordar que el mercado interno es el que cuenta con mayor potencial de desarrollo y que tiene los menores costos logísticos para las empresas productoras de México: tan sólo en 2016 se importaron 300 mil millones de dólares de insumos intermedios. Son bienes que ya tienen mercado: con la producción nacional de la décima parte de los mismos se puede aumentar el crecimiento del PIB en casi 3%.
México podría lograr el objetivo de crecimiento económico que las reformas estructurales y la apertura comercial no han logrado: 5% y para que esto se pueda alcanzar, sin propiciar efectos adversos sobre los otros sectores, se debe crear una Política de Desarrollo Industrial de Cuarta Generación, que eleve las capacidades de innovación y generación de progreso tecnológico en la economía nacional, que se fundamente en encadenamientos productivos entre las empresas nacionales para que, en función de ello, puedan formar o se puedan integrar competitivamente a las Cadenas Globales de Valor.
El objetivo –según el Instituto- debe ser el incremento de la productividad de la economía nacional, para lo cual se deben mejorar las condiciones competitivas de la misma. Se le debe dar vida al Programa Especial enunciado en la Ley para el Incremento sostenido de la Productividad y la Competitividad de la Economía Nacional.
Para ello se deben alinear aspectos como la mejora regulatoria, mayor seguridad pública, una gestión pública eficaz, desarrollo de capital humano, infraestructura moderna (que facilite la logística de la economía), disminución del costo de insumos energéticos y combustibles hacia las necesidades productivas de las empresas.
En pocas palabras, la competitividad debe estar al servicio de la productividad. La métrica del éxito debe ser el crecimiento económico, la generación de empleo formal, el incremento de los salarios, la mayor expectativa de vida de las empresas y la disminución de la inequidad y pobreza.
Todo ello manteniendo la estabilidad de la macroeconomía. No se trata ya de firmar acuerdos comerciales, el objetivo es hacerlos funcionar y elevar el desarrollo del mercado interno.
*** Sigue el empleo
TOMA NOTA *** La generación de empleos para trabajadores de origen mexicano repuntó este año en Estados Unidos, superando los creados en el propio país, a pesar de la política contra la inmigración del Gobierno de Donald Trump.
Durante los primeros ocho meses de 2017 se generaron 79,379 empleos para trabajadores de origen mexicano (legales e ilegales) en Estados Unidos. La cifra es un 18.2% superior a las 676,241 plazas creadas en ese mismo periodo en el sector formal de México, de acuerdo con datos de la oficina de censos (US Census Bureau).