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CIUDAD DE MÉXICO, 18 de diciembre (Quadratín México).- Una de las vitaminas responsables para el buen desempeño de muchas de las funciones de nuestro cuerpo es la Vitamina C, conocida como ácido ascórbico, y que el cuerpo humano no puede sintetizar o formar, por tanto debe ser ingerido a través de determinados alimentos donde está presente.
Nuestro país es productor y exportador de una gran variedad de alimentos que la contienen, tales como el limón, naranja, toronja, guayaba, mango, piña, jitomate, brocoli, entre otros, y que por fortuna podemos aprovechar y consumir frecuentemente, sobre todo cuando son de temporada.
Entre sus múltiples funciones, a nivel celular se destaca su capacidad antioxidante, esto quiere decir que previene el daño provocado por los radicales libres, sustancias que al ser muy inestables provocan daño celular, que deriva en enfermedad y envejecimiento.
Alicia Velásquez Garibay, directora General de Recorrido por la Salud señala que esa vitamina es considerada uno de los antioxidantes más eficaces, por lo que se ha estudiado su relación con los efectos benéficos en procesos patológicos en donde predomina el estrés oxidativo, como son enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, inflamatorias (asma, lupus, entre otras,) e incluso el cáncer.
“Entre otras de sus importantes funciones, se encuentra la síntesis de colágena, proteína fibrosa que está presente en huesos, cartílagos, tendones, vasos sanguíneos y piel”.
Otros beneficios que se obtienen de la Vitamina C es la formación hepática de Carnitina, molécula encargada de la degradación o utilización de las grasas ingeridas, favorece la absorción de hierro en el intestino y confiere resistencia ante el resfriado común.
Por ello es importante ingerir de manera cotidiana alimentos que contienen esta vitamina, como es el caso de la guayaba, que al consumir una pieza de 100 gramos estamos dando a nuestro organismo 100 miligramos de esta sustancia.
Una taza pimiento dulce amarillo aporta 283 miligramos; de jugo de naranja, 124; de brócoli, 116; fresa, 106; col, 53; y una taza de jitomate, 45 miligramos.
David Jiménes, nutriólogo y representante de la Dirección y Sistemas de Calidad de Recorrido por la Salud, dice que es relativamente sencillo cubrir con la ingesta recomendada siempre que se incluyan verduras y frutas frescas en la alimentación diaria.
Pero, señala que es primordial tomar en cuenta que esta vitamina es susceptible a la luz, el calor y el almacenamiento. La luz solar directa puede causar la pérdida total de Vitamina C de los alimentos con sólo veinte minutos de exposición.
Por eso es importante que para cocinar los alimentos, se use olla de presión, ya que el tiempo de exposición al calor es menor. La refrigeración y la congelación rápida ayudan a conservar la vitamina, utilizar el agua en la que se cocieron las verduras evita que se desperdicie esta sustancia.
La deficiencia de Vitamina C, comenta, produce escorbuto, enfermedad que resulta del consumo insuficiente de dicho componente, lo que provoca que el organismo disminuya la capacidad para sintetizar colágena, provocando de esta manera fragilidad capilar, derrames sanguíneos en la piel, mala cicatrización, anemia, caída de piezas dentales, somnolencia entre otros síntomas que se manifiestan después de 45 a 80 días de privación de la vitamina.
“La recomendación de ingesta diaria para evitar la aparición de escorbuto son de 10 mg diarios, pero para mantener una adecuada salud en general se deben ingerir 60 mg/ día”, señala David Jiménez.
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