Cae El Cholo Palacios, presunto jefe de plaza de Guerreros Unidos
JUCHITÁN, Oax., 17 de septiembre de 2017.-El miedo, la desolación y el dolor es el rostro del terremoto en el Istmo de Tehuantepec.
A diez días de que ocurrió el mayor terremoto registrado en los últimos 100 años en México que derribó cientos de inmuebles y dejó unas 76 personas fallecidas, la población afectada en esta región de Oaxaca sigue en la zozobra y desesperación.
A cada momento tiembla y en cada sacudida nuevos muros se derrumban, lo que genera alarma entre los habitantes, muchos de ellos viviendo en las calles, a un costado de lo que quedó de sus casas y sus pertenencias que se niegan a abandonar. “Estamos jodidos”, expresa el juchiteco Herbert Santiago.
Él, junto con otros de sus vecinos se han organizado para vigilar la cuadra donde tenía su domicilio.
Han llegado rumores de varios intentos de robarse a los niños y asaltos en las diferentes secciones de Juchitán, situación que los ha puesto en alerta.
Asegura que se escuchan disparos en las noches, por eso bloquean las calles que han convertido en dormitorios, pues no quieren ser blanco fácil de un asalto y que les roben las pocas pertenencias que les quedaron. Sobre la situación hay una advertencia: cualquier persona desconocida que encuentren en las inmediaciones de sus casas será detenida.
“En las mañanas abrimos el tránsito, pero ya como a las 8 cerramos las calles, los vecinos nos organizamos para proteger a nuestras familias”, dice.
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