Visión financiera/Georgina Howard
El amor por los animales es un rasgo de buen corazón así como su maltrato muestra profundas desviaciones del alma. Hoy hay que hablar del peligro en que se encuentra el legado de don Manuel Rozada, un hombre que dedicó su vida al rescate, cuidado y protección de los animales y hoy bajo el cobijo de su asociación son atendidos dos mil perros y 50 gatos en tres albergues.
Esta es una historia que como muchas mezclan el amor y el sacrificio de unos con quienes abusan de la confianza y la bondad de los que pretenden hacer el bien.
El conflicto comienza cuando hace varios años don Manuel confió a su sobrino Carlos Roldán Rozada y al abogado Enrique Burgos Ordóñez la administración de la Asociación Civil Manuel Rozada-Fundación Manuel Rozada.
Pero resulta que don Manuel todavía en vida descubrió diversos malos manejos de su sobrino Carlos, como la venta de varias propiedades sin reportar para quedarse con el dinero, desfalco de cuentas personales del señor Rozada y la desaparición de varias piezas de joyería.
Por esa razón, don Manuel Rozada removió a su sobrino del cargo de administrador y lo denunció ante las autoridades que ante los hechos y las pruebas le giraron orden de aprehensión a Carlos Roldán Rozada, quien huyó a España de donde regresó tras el fallecimiento de su tío, para falsificar donaciones de inmuebles con la intención de apropiárselos, además de impugnar el testamento.
A su muerte en 2013 se conoció el testamento de don Manuel Rozada, quien heredó todo su dinero y bienes a su asociación civil con el fin de garantizar el funcionamiento de sus tres albergues de animales, los cuales desde hace 36 años operan rescatando, alimentando y dando cuidado veterinario a decenas de miles de perros y gatos, además de colaborar en esta misión con los gobiernos de la CDMX y el Estado de México.
Sin embargo, después de la muerte de don Manuel la Asociación Civil fue despojada, ya que el abogado Enrique Burgos Ordóñez incumplió con su carácter de albacea y por más de ocho años se negó a entregar los inmuebles de la herencia, lo que derivó en una demanda y una sentencia del Juzgado 8 Familiar de la CDMX que establece que Burgos no cumplió con su mandato de albacea al dejar de pagar el alimento de los perros (murieron 200 por ello), medicamentos y vacunas, los sueldos de los trabajadores, además de quedarse con las rentas de las propiedades heredadas por el señor Rozada.
Pero el abogado Burgos contrademandó con la intención de ser reinstalado como representante legal y le han concedido medidas precautorias, lo que pone en riesgo a la ya de por sí golpeada Asociación Civil, que ante este despojo y fraude se ha visto en la necesidad de lanzar una campaña de recaudación de fondos tanto en efectivo como en especie para poder seguir funcionando, lo cual es posible gracias a la entrega de otra sobrina de don Manuel, Marilú Rozada Morales, quien sigue la misión de su tío.
Es en estos casos cuando es necesario ver la intervención del gobierno, en este caso los de la CDMX y el Estado de México, y del Poder Judicial para que en verdad se haga justicia. Por favor, por una vez que velen por los buenos y castiguen a los malos.