Imperativo, estudio y reflexión sobre IA en la justicia: Guerra Álvarez
A propósito del paso del paso de la Guardia Nacional a la Sedena es posible decir que la militarización es un hecho y es la antesala de la dictadura, pero no es algo que haya comenzado con Andrés Manuel López Obrador y Morena, comenzó en el sexenio de Ernesto Zedillo. En los hechos fue en ese sexenio cuando ante la incapacidad de la autoridad civil el gobierno federal para enfrentar una creciente ola de avance del crimen organizado decidieron meter a los militares en tareas de seguridad.
Fue en el fin del sexenio de Carlos Salinas de Gortari que se vivieron los asesinatos del cardenal de Guadalajara Juan Jesús Posadas Ocampo, confundido con un narco y abatido por criminales, y del candidato del PRI Luis Donaldo Colosio en Tijuana, cuando se volvió visible a nivel nacional la crisis aún inacabada de seguridad y el avance del crimen organizado que sigue viviendo México.
Comenzado el sexenio de Ernesto Zedillo se le preguntó al desprestigiado asesor presidencial José María Córdova Montoya por qué en el gobierno de Salinas de Gortari no se tomó la decisión de involucrar al Ejército en labores de seguridad pública, la respuesta fue: “sabíamos como meter a los militares en la seguridad, pero no teníamos claro como sacarlos”.
El ex presidente Felipe Calderón, temeroso sobre su credibilidad tras una cerradísima elección en 2006, usó como estrategia hacer una declaración de guerra abierta contra el crimen organizado para intentar legitimarse y usó al Ejército para construir enfrentamientos sin resultados pero muy vistosos, ahí están los montajes de Genaro García Luna, un impresentable secretario de Seguridad Pública que hoy por fortuna es juzgado y por desgracia que no sea por el gobierno de México.
Hoy va a decidir el Senado si finalmente, por decreto se militariza totalmente la seguridad en México. Los argumentos del PRI son perfectamente congruentes con sus temores ante las posibles investigaciones contra sus dirigentes en un exitoso chantaje a manos del Presidente de la República.
Pero sin duda la sociedad y la oposición deben ser conscientes del riesgo que corre el país frente al hecho de que los militares tengan ya el control de una gran cantidad de actividades y funciones que corresponden a los civiles aún en contra de Constitución.
El Ejército es una institución valorada y respetada por el pueblo de México, pero en principio cuando hace 30 años lo involucraron en tareas de seguridad y lucha contra el narcotráfico, sus autores los expusieron a la contaminación de la corrupción criminal y hoy este gobierno de la Cuarta Transformación al involucrarlos en tareas de obra pública los han expuesto a la corrupción de los arreglos en contratos y licitaciones.
Es una pena que López Obrador hoy se quiera arraigar enlodando a las fuerzas armadas mexicanas y no haciendo un buen gobierno apoyado y respondiendo con hechos a los 30 millones de mexicanos que lo llevaron a la Presidencia. Es una lástima.
Veremos cómo responden los senadores y si la militarización de México nos va acercando cada vez más a convertirnos en regímenes como los de Cuba y Venezuela. A ver cómo nos defiende la oposición de los extraviados panistas, perredistas y los tránsfugas priistas.