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MÉXICO, DF, a 8 de mayo del 2015.- Un 8 de mayo de 1753 nació en el rancho de San Vicente del Caño, perteneciente a la Hacienda de San Diego de Corralejo, en el actual municipio de Pénjamo, Guanajuato, Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor, inmortalizado como Miguel Hidalgo y Costilla, considerado libertador de México tras iniciar el movimiento de independencia un 16 de septiembre de 1810.
Fue el segundo de cuatro hijos del matrimonio formado por Cristóbal Hidalgo y Costilla, administrador de Corralejo, y Ana María Gallaga. En junio de 1765 junto a su hermano José Joaquín partió a estudiar al Colegio de San Nicolás Obispo, ubicado en Valladolid, capital de la provincia de Michoacán. Allí recibió cátedras de latín, derecho, teología, filosofía, artes y estudios sacerdotales. Allí permanecieron hasta 1767.
Sus compañeros lo apodaron ‘El Zorro’ por su sagacidad pues además de latín, francés e italiano, aprendió náhuatl, otomí y tarasco. Recibió las órdenes sacerdotales a los 25 años.
A los 39 años Hidalgo y Costilla fue nombrado rector del Colegio de San Nicolás y se dedicó con ahínco al estudio de las teorías liberales que revolucionaron Europa.
Por presiones de los altos jerarcas fue removido de su cargo y enviado a los curatos de Colima, San Felipe Torres Mochas y Dolores, estos dos últimos de regreso en Guanajuato, desde donde capacitó a los indígenas en artes como: apicultura, cultivo de la vid y crianza del gusano de seda; estableció un taller de cerámica, una fábrica de ladrillos, y organizó una curtiduría de pieles y una orquesta.
De hecho que dice que fue uno de los precursores de la industria de la peletería en la zona de León, Guanajuato.
Hidalgo y la Indepedencia.
Hidalgo fue muy popular entre su feligresía por lo que es invitado por Ignacio Allende a conspirar por la independencia de la colonia debido a la inestabilidad política que vivía España a principios del siglo XIX.
Al ser descubierta la conjura, arengó a los feligreses en la puerta de la Parroquia de Dolores la madrugada del 16 de septiembre de 1810, liberó a los presos y se lanzó a la lucha llevando como insignia un estandarte de la Virgen de Guadalupe que tomó del Templo de Atotonilco (muy cerca de la ciudad de San Miguel de Allende, Guanajuato).
Su consigna fue: “Viva la Independencia, viva la Virgen de Guadalupe. Muera el mal gobierno” (Aunque las versiones de los historiadores no se ponen de acuerdo en que también pudo haber dicho: “Viva Fernando VII”, quien era el monarca español en ese tiempo.
Al mando de 300 hombres desorganizados y mal armados avanzó hasta llegar a Celaya, donde nadie le opuso resistencia. En pocos días, su tropa ya constaba de más de 30 mil hombres entre jóvenes, ancianos, mujeres y niños.
El 28 de septiembre, Miguel Hidalgo entró en la ciudad de Guanajuato exigiendo la rendición de los realistas que se habían parapetado con víveres y armamento en la Alhondiga de Granaditas.
Los rebeldes lograron tomarla y saquearon la ciudad además de masacrar a los españoles atrincherados, incluido al intendente de la ciudad, Juan Antonio Riaño, viejo amigo del cura.
Estableció una Casa de Moneda y luego mandó fundir los cañones antes de marcharse a Valladolid, con 15 mil hombres, donde decretó la abolición de la esclavitud, que más tarde ratificaría en Guadalajara, e invitó a los curas de las poblaciones cercanas a unirse a la causa.
Después, Hidalgo resolvió tomar la Ciudad de México, sin embargo, se dice que ante el temor de otro saqueo y derramamiento extendido por la turba resentida que comandaba, decidió esperar y recibió una fuerte derrota a cargo del general español Félix María Calleja en Monte de las Cruces, ubicado actualmente en la zona de La Marquesa en el Estado de México.
Esto generó una confrontación con Ignacio Allende pues casi inmediatamente fueron derrotados en Aculco, Estado de México, aunque lograron llegar a Guadalajara. En diciembre de 1810 fue declarado hereje, apóstata y cismático.
Ante la posible ofensiva de los realistas, opuso resistencia en Puente de Calderón, su segunda gran derrota a cargo del General Félix María Calleja. Por esto, fue relevado del mando militar, aunque conservó el liderazgo político.
Marchó después a Zacatecas y a Saltillo para facilitar la adquisición de armas de los Estados Unidos. Durante el camino, el coronel realista Ignacio Elizondo fingió unirse al movimiento, pero lo traiciona y lo hace prisionero, al igual que a los generales Allende y Aldama, en Acatita de Baján, muy cerca de Monclova, Coahuila.
Miguel Hidalgo es degradado y fusilado en la ciudad de Chihuahua el 30 de julio de 1811. Su cabeza, dentro de una jaula de hierro, fue expuesta en la Alhóndiga de Granaditas hasta 1821.
Durante los primeros años, tras la consumación de la Independencia, su figura no fue reconocida como la de libertador de México, pues el gran héroe era el ex general realista Agustín de Iturbide. Sin embargo, tras su fracaso por establecer un gobierno monárquico y ser exiliado y posteriormente fusilado, fue degradado en el juicio de la historia e Hidalgo fue erigido como el verdadero héroe nacional.