
Libros ayer y hoy
Elba Esther Gordillo reapareció en un acto nada trascendente, con un mensaje político en el que queda claro, dígase lo que se diga, que la distancia entre el gobierno federal y el grupo político de la maestra se redujo drásticamente.
En la campaña presidencial, después de un acuerdo inicial, el PANAL y el PRI decidieron romper su alianza electoral y marchar cada quien por su camino. El PRI no logró la mayoría que deseaba en el Congreso y el Parido Nueva Alianza sin tener un grupo nutrido de legisladores, sí alcanzó el nivel para mantener el registro, las prerrogativas y claro está, la presencia política.
El tramo entre la victoria en las urnas y el arribo al poder, se convirtió, en el campo educativo, en una dura lucha en la que el SNTE cargó con la peor parte. En la ceremonia de toma de posesión, Enrique Peña Nieto anunció el inicio de las hostilidades políticas. Habría reforma educativa y todo el mundo supo que la maestra Gordillo tenía problemas.
La reforma transitó de manera sencilla en el Congreso. Incluso se registraron muestras de inmensa alegría de parte de quienes desde siempre, han buscado el negocio de la enseñanza vía el recurso de la privatización.
Pero, conforme el arranque del gobierno encontraba problemas y el panorama político dejaba ver que el gobierno tenía demasiados frentes abiertos, las cosas cambiaron.
El PRI anunció que habría procesos electorales en los que formaría alianza con el PANAL. Y el tema de la reforma educativa, ya aprobada totalmente, deja ver que pudieran ajustarse los términos que al inicio, fueron la causa de los choques con el SNTE.
Ahora, después de una ausencia larga y de un silencio singular, la profesora reaparece. Primero, con un señalamiento de que la alianza con el gobierno existe y que todo el problema radica en la forma en que se redactó al reforma. Si ello se corrige, no habrá mayor conflicto.
Es más, la maestra mostró que el problema de la educación no puede quedar reducido tan sólo a un problema de evaluación de loa maestros, si al mismo tiempo, no se toman en cuenta todos los factores que tienen que ver con el desempeño de los alumnos, como son la nutrición y la calidad de las aulas, entre otros.
Pero, para complementar el acto de reaparición, la maestra apareció ayer en el Estado de México, tierra de Enrique Peña Nieto, al lado del gobernador Eruviel Avila. Y puso las cosas totalmente claras.
La reforma según la visión del SNTE, no fue una propuesta de Peña Nieto, sino producto de un acuerdo entre PAN y PRD, que negociaron con el gobierno.
Y ello, a pesar de que no libra al gobierno de toda la responsabilidad del proyecto, sí le da una salida airosa para que los maestros puedan mantener la alianza política con el gobierno.
Después, le pide al gobernador Avila, que sea el encargado de llevar al presidente, el mensaje de apoyo y solidaridad de los maestros.
En pocas palabras, la maestra Gordillo anuncia que hay un cambio de señales. Y que a pesar de la dura andanada lanzada en su contra en las últimas semanas, ha tenido la capacidad política para renegociar las cosas. Y que ahora, para despecho de quienes pensaron que se había acabado el escollo que les impedía luchar por el negocio de la educación, las cosas no resultaron como esperaban.
La maestra Gordillo está en el juego otra vez. Y solo falta saber qué tanto avanzó, qué tanto perdió y que tanto todo lo vivido no fue más que producto de las necesidades políticas del actual gobierno.
QMX/nda