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MÉXICO, DF a 1 de diciembre de 2014.- Una vez más más, los encapuchados terminaron con violencia una marcha que pintaba para ser pacífica.
Al término del mitin en el Ángel de la Independencia que ofrecieron familiares, normalistas y oradores sobre el segundo año de toma de protesta del presidente Enrique Peña Nieto, los autollamados anarquistas irrumpieron por calles aledañas para destrozar cuanto establecimiento estaba a su paso.
El escenario fue, en esta ocasión, el Paseo de la Reforma donde los embozados descargaron su enojo en locales comerciales para demostrar su postura contra el Gobierno Federal, así como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Apenas concluía el cuarto orador del mitin cuando un estruendo intempestivo alteró a los asistentes. Provenía de la zona de sucursales bancarias en Paseo de la Reforma a la altura de Río Guadalquivir y Río Tiber donde un grupo de personas con el rostro cubierto lanzó contra los cajeros automáticos y cristales de los bancos HSBC y Santander bombas de pintura roja que al estallar dejaron a su paso los aparatos manchados de tinta y las ventanas fragmentadas en añicos a punto de desmoronarse.
Así, continuaron por Reforma rompiendo los vidrios en sucursal de Banamex de la calle de Florencia, un restaurante de comida rápida y una cafetería en Zona Rosa, de las cuales los cristales quedaron regados por el piso, apenas minutos después de los ataques, cientos de granaderos comenzaron a correr por Reforma con la intención de encapsular a los grupos violentos que continuaban a su paso por la avenida en dirección al centro de la ciudad.
Fue a la altura de Reforma e Insurgentes, justo a un costado del Senado de la República donde finalmente lograron contener a los manifestantes, sin embargo los bloqueados fueron un amplio grupo de asistentes quienes indiscriminadamente fueron sometidos a la fuerza pública por al menos ocho filas de granaderos armados con escudos, toletes y extintores.
Inmobiliario público, piedras, palos, lata de aerosol y basura fueron los objetos utilizados para destruir vidrios, puertas y hasta aparadores.
La violencia de estos personajes generó caos, confusión y miedo en muchos comensales y clientes que se encontraban en cafeterías y restaurantes.
“No queremos problemas, queremos que se vayan y dejen en paz a la gente, entiendan que aquí no hay nada de lo que ustedes están exigiendo, por favor entiendan que hay niños y gente mayor que no tiene nada que ver”, pidió el gerente de un Starbucks al momento en que los encapuchados rompieron los cristales y, por un momento, amenazaron con saquear el lugar.
El siguiente punto donde gente civil se vio amenazada fue en la plaza comercial de Reforma 222, aquí los manifestantes arrojaron un par de petardos al interior, lo que generó que la seguridad del lugar pidiera de manera inmediata la intervención de la policía.
Operativo 5×5
La Secretaría de Seguridad Pública del DF (SSPDF) implementó el operativo 5×5, método de dispersión efectiva, para que los anarquistas se replegaran y dejarán de destruir más establecimientos.
A la entrada en escena de los efectivos policiacos, los jóvenes, en su mayoría, corrieron hacia el Senado con el objetivo de generar más destrozos, sin embargo una comitiva de 200 granaderos se formó en una fila cerrada para evitar que escaparan.
Pero los embozados saltaron esta línea y se escaparon por Reforma y la calle de Milán, dejaron a los manifestantes que habían marchado de manera pacífica a merced de los policías que de manera inmediata los encapsularon para iniciar las detenciones.
Esta acción provocó que tanto anarquistas como amigos y familiares de los que quedaron encapsulados arremetieran contra los uniformados, la reacción fue con extintores y toletazos para los manifestantes.
Fue así que frente al Senado de la República un numeroso grupo de granaderos de la SSPDF, cerca de 3 mil, custodiara el recinto.
Después de media hora de negociación entre policías y visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), se consiguió la liberación de al menos 70 personas, sin embargo un grupo de 20 no logró salir.
Escoltados y revisados en el Metro
Tras estos hechos en el Senado, los manifestantes caminaron hacia la avenida Hidalgo, escoltados por los 3 mil granaderos para evitar que se dieran más actos vandálicos en esta zona.
Al llegar al Metro Hidalgo, se formó una cadena humana por parte de personal de la CNDH y al ingreso de cada manifestante, policías bancarios revisaron uno a uno de estos personajes.
Durante la revisión, uno de ellos le fue confiscado su morral por tener palos, una bomba molotov y algunos fuegos pirotécnicos.