Abanico
Los ‘ganones’ en el campo
Son grandes empresarios, políticos o hasta ex secretarios de Estado. Si usted los observa físicamente, es evidente que son potentados desde el punto de vista económico, claro que no tienen apariencia de ser campesinos ni tienen callos en las manos por labrar la tierra. Sin embargo, son los que reciben la mayor parte de los recursos del Gobierno destinados al agro.
Observó que evidentemente es una historia que se ha repetido año con año. Son un grupo relativamente pequeño de personas que se ha beneficiado de los recursos económicos destinados por las autoridades a la producción agropecuaria, pero lo peor de esta situación es que muchos de ellos ni siquiera tienen relación con dichas actividades y se desconoce el destino del dinero que han obtenido.
Un experto en temas del campo, habla de esta problemática. Humberto Serrano Novelo, secretario general de la Confederación Agrarista Mexicana (CAM), ofrece cifras reveladoras: en algunos años un pequeño grupo de personas ha recibido hasta 60 por ciento de los recursos del Procampo, cuyo presupuesto anualizado promedio asciende a cerca de 12 mil millones de pesos.
El problema se originó en el momento de hacerse las listas de beneficiarios de dicho programa, ya que en ellas se incluyeron a grandes productores agropecuarios del país que tenían arriba de 100 hectáreas. Productores que, sin duda, son eficientes por su potencial económico, se quedan con la mayor parte de los recursos destinados para el agro, cuando en realidad no los necesitan.
El desvío de recursos hacia sectores privilegiados hasta la fecha se mantiene, mientras que siguen marginados millones de campesinos que no cuentan con capital para sembrar la tierra.
Esta situación es confirmada por Serrano Novelo, quien pide que se revise el padrón de los beneficiados con dichos recursos para que se cree uno nuevo en el que se incluya a campesinos y ejidatarios que han sido marginados durante muchos años.
Y de manera por demás gráfica y que sugiere la forma en que se debe actuar con estos privilegiados por los recursos públicos, indica: “como decía Carlos Sansores, un político de otros tiempos: el que ya bailó que se siente”.
Una situación similar se observa en otra área. Menciona Humberto Serrano que para el Programa Especial Concurrente (PEC), se aprobó un presupuesto de más de 350 mil millones de pesos para 2017, de los cuales al sector social no llegarán más de 14 mil millones, o sea, menos de 5% de ese programa y, por si fuera poco, se prevén nuevos recortes presupuestales.
El problema para los productores del sector social de la economía (campesinos, ejidatarios, comuneros) no es tan sencillo, porque la gran mayoría de ellos no tienen acceso al crédito y a nuevas tecnologías, además de que les faltan canales de comercialización y carecen de oportunidades para aprovechar los mercados nacionales.
En lo que se refiere a la canalización de recursos financieros, la mayor parte de los pequeños productores sencillamente no es sujeto de crédito por falta de garantía que aseguren el regreso de los apoyos solicitados.
“El presidente habló de un excelente programa de Financiera Nacional, en donde bajan las tasas de interés, pero accesar a ese programa es casi imposible”, comenta Humberto e indica que si, por ejemplo, un pequeño ganadero pretende acceder a una línea promedio de 230 mil pesos debe contar con buena infraestructura que ampare el retorno del dinero que recibirá.
Los pequeños productores del campo, que han sufrido años de marginación, obviamente no tienen ese perfil crediticio, el cual debe ser cambiado.
Desgraciadamente, el campo no está para resistir más tiempo todo el embrollo que representa solicitar financiamientos. “Seguimos sin llegar puntualmente con los programas. El campo no registra tiempos fiscales ni de veda electoral, el agro tiene sus ciclos bien definidos por el calendario natural y deben respetarse”, dice.
Menciona que en otros países, como China, los créditos son muy ágiles y supervisados por el Gobierno. En ese país asiático incluso las autoridades destinan técnicos a dedicados a dar seguimiento a los financiamientos en apoyo de los productores. Han obtenido tenido excelentes resultados con dicha práctica que debe ser replicada en México.
EU, el país más socialista
El secretario general del Comité Ejecutivo Nacional de la CAM se pronuncia a favor de la canalización de subsidios gubernamentales, pero diferenciados perfectamente. “Se requiere una política diferenciada por regiones, porque hay algunas que tienen mejor potencial productivo y deben ser apoyadas de diferente forma”.
Enfatiza que, a pesar de que Estados Unidos es la potencia capitalista por excelencia, en cuestión de producción de alimentos es la nación más socialista del mundo.
Y lo explica: “ese país tiene infinidad de subsidios que le otorga a los productores. Si estos tienen maquinaria, reciben apoyos; si tienen bombas para riego, reciben apoyos y así, siempre reciben apoyos”.
Destaca que en Estados Unidos los campesinos no pueden sembrar a su libre criterio, sino que existe una planeación que los fuerza a que en su terreno sólo pueden incluir ciertos cultivos.
Y destaca la diferencia con nuestro país: “aquí en México tienes una tierra y puedes sembrar lo que se te pegue la gana o lo que creas conveniente”.
En cambio, en Estados Unidos todo está planificado y las autoridades saben qué se puede producir en cada región para no alterar los mercados, de tal manera que se cuidan los abastos para que los productores tengan en sus silos cuando menos un periodo de tres años de almacenaje disponible.
En la Unión Americana, las autoridades se presentan con los agricultores de ese país y les asignan un presupuesto con el fin de que no siembren en una temporada de cosecha si detectan que la tierra se encuentra muy agotada para ello.
Aquí se siembra lo que sea sin que haya una real vocación de la tierra para determinados cultivos, gran diferencia entre los dos países.