Abanico
Sexto Informe: fin de era
Con el sexto y último informe de gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, en una ceremonia protocolaria, con voces entrecortadas, lágrimas de La Gaviota y 22 rondas de aplausos, de las cuales la tercera, la más prolongada, dedicada al Ejército, CISEN y PGR, concluye la era del priismo nacional.
Desde el patio central de Palacio Nacional, donde se llevó a cabo el último evento oficial en la administración de seis años del primer mandatario de la Nación, Enrique Peña Nieto destinó una hora con 45 minutos para dar cuenta del estado en que deja la nación.
Lejos de aquellos días de fiesta con centenares de incondicionales que se encargaban de hacer sonar matracas, cornetas y regar confeti multicolor, hoy solo se observaron más de 500 sillas de invitados que conjugaban con un silencio sepulcral, sin las notas de música mexicana que alegraban la víspera del acto de despedida.
El majestuoso espacio cubierto con monumentales pantallas digitales, desde donde se transmitió en tiempo real el desarrollo del último acto de Peña Nieto, estuvo también repleto de integrantes del gabinete legal y ampliado, así como de los 32 gobernadores, y colaboradores de funcionarios, también salientes.
En punto de las 12 horas se rindieron honores a la bandera. Después, lo insólito: el jefe del Ejecutivo agradeció a los coordinadores parlamentarios de las C
cámaras de Senadores, Martí Batres, y de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, ambos del partido Movimiento de Regeneración Nacional.
Una vez entonado el Himno Nacional y saludar protocolariamente a los representantes de los poderes Legislativo y Judicial, el mandatario destinó 105 minutos para informar, apoyado con la proyección video-grabada de cinco temas digitales, que “hoy somos un país mejor del que éramos hace seis años”.
Así en la parte final de su sexto informe de gobierno, el Presidente de México no paró de hacer señalamientos positivos en todos los órdenes del quehacer nacional. Dijo que México simplemente está bien política, económica y socialmente.
Mientras, afuera del histórico inmueble ubicado en el centro del Zócalo capitalino, se escuchaba el silbato de agentes de tránsito ocupados en hacer fluir el pesado tráfico vehicular, porque ya se había anticipado que se haría sonar la alerta sísmica, aviso que se hizo extensivo al interior de Palacio Nacional, pero que nunca se escuchó.
No evadió referirse a los signos del cambio con los que prácticamente dejó de existir el liderazgo priista mexicano: He gobernador haciendo frente a los retos del presente, ya que el pasado primero de julio, México decidió el rumbo que habrá de seguir en los próximos años.
Sin desconocer la llegada del cambio dijo que a partir del primero de diciembre próximo, iniciará una nueva etapa y aunque no se refirió a Morena ni al próximo presidente Andrés Manuel López Obrador, aprovechó para felicitarlo por su triunfo electoral.
Aunque pocos le creen, insistió el presidente Peña en señalar que actuó para hacer de México un país más justo, libre y próspero, incluso dijo “en distintos momentos, fue necesario tomar decisiones difíciles para transformar al país y liberar su potencial”.
Aunque destacó que ahora México está listo para seguir creciendo y desarrollándose en los próximos años, dijo que “hoy somos un país mejor del que éramos hace seis años”. Luego con la voz entrecortada agradeció a su esposa, a sus hijos a su madre y familia el apoyo ofrecido.
Al término de la ceremonia los invitados abarrotaron las puertas de acceso y ya en plena vía pública, algunos ciudadanos de a pie, se preguntaban: ¿Por qué habrá tanta gente, quienes son estos trajeados? Alguien respondió: “es el Peña”. Y el ciudadano de a pie respondió molesto: “ah son las ratas que ya se van, Yo quiero ver a mi AMLO, ese sí vale la pena”.
Y así transcurrió el desfile de personajes asistentes al último evento oficial del mandatario saliente: Beatriz Paredes, Emilio Gamboa, Cesar Camacho, entre otros pasaron desapercibidos entre la multitud. En cambio el legislador Muñoz Ledo no paró de dar declaraciones desde que salió de Palacio hasta que subió, con mucha dificultad, a su vehículo. Así concluyó la era del PRI nacional.