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Desempleo e inseguridad en Ciudad de México, el sexenio de Mancera
Dentro de la crisis de violencia del país que dejó más de 234 mil muertes asociadas a la guerra contra las drogas, la Ciudad de México hasta el sexenio de Marcelo Ebrard era como el propio Jefe de Gobierno afirmaba, una burbuja que frágil, pero a la vez estable mantenía a sus habitantes lejos del horror que lamentablemente era cotidiano en algunos estados.
Mancera, sin ser un candidato carismático ganó la elección del domingo 1 de julio de forma contundente, en efecto la victoria no era solo de él o atribuible a su campaña. Aquella victoria fue producto del gobierno de Marcelo Ebrard, que mantuvo una alta popularidad basada en la continuación y profundización de programas sociales de López Obrador, como a la estupenda comunicación de acciones y logros en su gestión.
Luego de 6 años, en el 2018 llegaría la siguiente elección otra vez un domingo primero de julio. Sería pertinente pensar que, si la contundente victoria electoral de Mancera en el 2012 fue en gran medida producto del gobierno saliente, la elección de 2018 sería la verdadera prueba para Mancera, donde los habitantes de la Ciudad de México habrían de juzgar su gobierno en los hechos, con votos.
Y la sentencia fue reprobatoria, repudiado popularmente, mediáticamente golpeado desde la reconstrucción dada la pobre respuesta que tuvo el Gobierno de la Ciudad para atender a los damnificados después de la emergencia que prolongó y magnificó la tragedia de miles de personas que perdieron todo su patrimonio terminó por enterrar su ya desprestigiada figura, la estrepitosa derrota del PRD en la ciudad confirmó el rechazo a Mancera.
La administración de Mancera dio un trato displicente y poco solidario a los damnificados, su administración llegó a cometer el infame acto de desviar el flujo de recursos para la reconstrucción en favor de campañas del frente desde la Asamblea Legislativa, operado por la Secretaría de Desarrollo Social y las todavía delegaciones políticas gobernadas por caciques del PAN y el PRD.
En materia económica, específicamente en empleo el panorama no es más alentador. Durante el sexenio de Mancera la Ciudad de México llegó a promediar tasas de desempleo por encima de la media nacional, de acuerdo con datos del INEGI. Otro fenómeno preocupante fue el de la subocupación, es decir personas que tienen deseo y disponibilidad de laborar más horas, pero el mercado laboral no les ha permitido satisfacer esa necesidad, que llegó a promediar más de 13 trimestres con una tendencia alcista y más de 1 millón de personas en esta condición.
Uno de los pendientes que dejó su gobierno fueron las mejoras prometidas a la red del metro de la ciudad, incluso asumió el costo político de elevar el precio del boleto de tres a cinco pesos para financiar la Policía Bancaria e Industrial, prometió acabar con el ambulantaje al interior de estaciones y en los vagones y realizar mantenimiento a instalaciones y trenes que no terminó por cumplir.
Mancera perdió la oportunidad de mejorar los servicios públicos e incidir positivamente la actividad económica, como el metro. En una economía pujante como la de Ciudad de México el sector de servicios representa alrededor del 90 por ciento del PIB capitalino. Un sexenio en el que se dispararon los homicidios dolosos en más del 100 por ciento de acuerdo con datos oficiales, la frustración social y económica devino en agresión de consecuencias fatales.