Libros de ayer y hoy
Yamileth Quintero, de 23 años de edad, había ganado un concurso de belleza en su natal Sinaloa. Quienes la conocieron afirman que llamaba la atención de quienes la veían. Muchos hombres no sabían que se trataba de una mujer transexual. Los vecinos especularon que esa pudo haber sido la causa de su muerte.
Los conocidos de Yamileth no habían podido encontrarla durante varias horas. Era el 24 de mayo de 2018, cuando después de una búsqueda afanosa, el cuerpo de la mujer fue hallado en un lugar cercano al aeropuerto de Culiacán.
Yamileth se encontraba gravemente herida en una brecha, con varios disparos en la cabeza.
El equipo de rescate de la Cruz Roja aún la encontró con signos vitales, pero no pudo hacer nada por salvarle la vida.
El homicidio de la mujer trans conmocionó a la comunidad gay en general, que realizó manifestaciones frente al Palacio de Gobierno de Culiacán para exigir la aprehensión de él o los responsables del delito, pero sencillamente la investigación no prosperó y el crimen de la reina de belleza 2018 del municipio de Elota, quedó sin castigo.
Alaska Bout también era otra ganadora de un certamen de belleza. Ella había obtenido el triunfo de Nuestra Belleza Gay 2018 en el estado de Veracruz.
José Luis Contreras Ponce utilizaba el nombre artístico de Alaska Bout para los espectáculos en los bares de la región donde trabajaba. Era otra mujer trans que, por ese simple hecho, tenía sus días contados.
Se presume que después de una de sus actuaciones, como artista trans, Alaska fue seguida por un grupo de hombres que finalmente la acorraló en un paraje desierto y la sometió a torturas.
El cuerpo de la artista fue encontrado semi desnudo, con un alambre de púas atado alrededor del cuello, en una evidente demostración de que se trataba de un crimen de odio.
Atrás de este tipo de homicidios, están muchos grupos delincuenciales, como sucedió en el caso de Fiorella, mujer trans, de 31 años de edad y migrante
de El Salvador, que vivía en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
En una madrugada, dos desconocidos estuvieron buscando a Fiorella en el lugar donde ejercía el trabajo sexual, y al encontrarla comenzaron a golpearla y herirla con un arma punzo cortante.
A consecuencia de las laceraciones, Fiorella perdió la vida, antes de poder ser atendida. Periodistas locales informaron que la causa del ataque fue la negativa de la mujer trans para efectuar el pago de piso, que le exigía un grupo delincuencial.
Esta sucesión de crímenes de odio en contra de personas trans u homosexuales, ha sido recogido por varias fuentes informativas, como el informe Violencia Extrema del colectivo Letra S.
En ocasiones, el odio hacia lo que se considera por muchas personas como una sexualidad anormal, se combina con motivaciones políticas, como los móviles de los crímenes en contra de este tipo de homicidios.
Roberto Vega, Carlos Uriel y Rubén Estrada, eran activistas por los derechos de la diversidad sexual y de género en Taxco, Guerrero.
Aunque la línea de investigación no fue precisada con exactitud, se mencionó que su asesinato pudo deberse a las actividades políticas y activistas de las víctimas, ya que, por ejemplo, Rubén se desempeñaba como dirigente de la comunidad gay de Taxco, actividades en las que Carlos y Roberto se involucraban regularmente.
Los hombres fueron encontrados sin vida y con múltiples heridas por arma de fuego además del llamado “tiro de gracia”. Las organizaciones LGBT del estado, así como institucionales lamentaron y condenaron el hecho, exigiendo justicia para las víctimas.
La presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de Ciudad de México, Jacqueline L’Hoist Tapia, compartió en Twitter: “Lamento y condeno el asesinato de Roberto Vega, Carlos Uriel y Rubén Estrada”.
También en Guerrero, pero en Iguala, la mujer trans Maritza, de 45 años años de edad, dedicada al estilismo, fue asesinada en el negocio en donde laboraba.
La información recopilada reveló que la mujer fue acuchillada en repetidas ocasiones en el cuerpo y el cuello, pero jamás se supo la identidad del victimario.
En la geografía mexicana, no se han podido frenar los crímenes de odio en contra de hombres homosexuales y trans. En ocasiones, ni siquiera han merecido un adecuado tratamiento de las autoridades.
Son expedientes no resueltos que se acumulan en los archivos de todos los estados. “Otro más”, es la frase más repetida en los ministerios públicos en donde de investigan estos delitos. “Ni una más”, es la consigna coreada en las manifestaciones de gays. No se frena esta barbarie. En tanto, la sangre de los trans sigue fluyendo.