Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
LEÓN, Gto., 9 de febrero de 2020.- Una promesa que comenzó hace 15 años se ha convertido en un ritual en el que plantas y flores acompañan la última morada de decenas de tumbas en el Panteón San Nicolás, en León, Guanajuato.
Don José Gómez, quien es comerciante en el conocido tianguis del Carro Verde, se ha encargado en los últimos años de cuidar, regar y sembrar en varias de las lápidas que llevan tiempo sin ser visitadas o definitivamente están en el abandono.
Fundado el 17 de agosto de 1899, el Panteón San Nicolás es el más antiguo y peculiar de los camposantos que existen en la capital del calzado guanajuatense. Desde obreros y empresarios, hasta grandes personajes como el arquitecto británico Luis Long, las tumbas que aquí reposan se enfrentan al deterioro por el paso de los años.
Es por ello que cuando falleció su hermano hace 15 años, Don José hizo la promesa a su madre de que visitaría el panteón y vería que las flores siempre tuvieran agua para conservar parte de la naturaleza en este lugar donde reposan los restos de los leoneses.
Tres veces por semana lleva al panteón y emprenden un recorrido por los caminos de este cementerio ubicado en el bulevar Mariano Escobedo en la colonia San Nicolás, y revisa qué jardín o planta necesita agua.
Aunque confiesa que no alcanza a recorrer todo el panteón, sí procura atender a una gran cantidad de pequeños jardines que necesitan cuidados para no morir.
“Plantas que ya son muy antiguas y la gente ya no viene. A veces a las que les falta agua vengo y las riego”, confiesa entusiasmado por esta labor que hace sin nada a cambio.
Lunes, jueves y sábado, son los días en los que el oriundo de León riega con envases que previamente llenó de agua. Limpia las jardineras de familias que ya no van a ver a sus difuntos y a las flores que necesitan agua las riega.
“Yo me encargo de echarles agua a las que más necesitan”, comparte.
A pesar de que en la ciudad de León también se encuentra el Panteón Municipal, el de San Sebastián o el Jardines del Tiempo, es el de San Nicolás el más conocido y antiguo, por lo que incluso en Día de Muertos es sede de múltiples actividades.
Mientras algunas tumbas se acomodan sobre la tierra en todo el terreno que sirve como cementerio, otras se levantan en una columna como si fuera una cuadrícula mortuoria.
La característica forma en la que están acomodados algunos féretros a lo largo y alto de gavetas de unos 8 metros, le dan cierto aire pintoresco al lugar, pues los coloridos adornos se mezclan con los recuerdos que los familiares de los difuntos dejan a sus seres queridos que se adelantaron.
En las lápidas y jardineras que Don José rescata se observan las flores y plantas de un vivido color a pesar del clima mayormente seco en León. Una labor de jardinero del tiempo.