Poder y dinero
Diana, mujer de 30 años de edad, estaba embarazada cuando desapareció el lunes pasado en el poblado de Ixtlahuaca, Estado de México. Sus familiares y amigos se volcaron en su búsqueda.
Ese día, a las 11.00 de la mañana, la joven mujer, de cabello rojizo, tez blanca y nariz respingada, había salido de su casa del barrio de San Pedro, sin que sus familiares hayan sabido a donde se dirigía.
La mujer no regresó en todo el día y sus familiares empezaron a buscarla, sin resultado alguno, por lo que decidieron notificar a las autoridades de la Fiscalía General de Justicia de la entidad, las que lanzaron una alerta para tratar de ubicarla y emitieron una ficha de búsqueda, conocida como Odisea.
La noche del martes pasado, un día después de su desaparición, habitantes de Ixtlahuaca reportaron la presencia de un cuerpo que flotaba en las aguas de un canal próximo a la presa de San Pedro.
Al sitio arribaron rescatistas y confirmaron que la vestimenta del cuerpo sin vida encontrado coincidía con la Diana: mallones de licra y sudadera color, así como zapatos tenis.
La esperanza de sus familiares se desplomó, cuando comprobaron que efectivamente se trataba de Diana.
Las primeras pesquisas del caso revelaron que el cuerpo no mostraba violencia, por lo cual se descartó, en primera instancia, que haya sido víctima de una persona que premeditadamente pretendió hacerle daño y, obviamente, los móviles del homicidio se desconocen.
En un caso diferente, tres días antes de que no se supiera el paradero de Diana, el 4 de junio fue reportada la desaparición de Cindy Guadalupe, en el poblado de Taretán, Michoacán.
Cindy Guadalupe, de 23 años de edad, había salido de su domicilio para acudir a trabajar en una empresa empacadora, localizada en el cercano pueblo de Tahuejo, de la misma entidad.
La alerta, conocida como Alba, para encontrar a mujeres no ubicadas, fue lanzada por las autoridades, sin que hubiera resultado alguno.
Molestos por la ineficiencia de las autoridades, familiares y pobladores de Taretán realizaron varias acciones de protesta, entre ellas un bloqueo carretero en la autopista Siglo XXI.
Tampoco hubo buenas noticias en el caso de Cindy Guadalupe. Habitantes de la comunidad de Mata de Plátano, perteneciente al municipio de Uruapan, cercano a Taretán, descubrieron su cuerpo sin vida.
De inmediato, la pareja sentimental de Cindy, cuyo nombre no fue dado a conocer, saltó como el primer sospechoso de la muerte de la joven.
Los dos casos de estas dos mujeres, que salieron de sus domicilios y que ya nunca regresaron son una constante que se repite con mayor frecuencia en México, convertido ya desde hace varios años en el país de las desaparecidas, desgraciadamente.
La cifra es espantosa, en un ambiente de violencia en contra de las mujeres en toda la nación. Hasta la primera semana de marzo de 2021, había 20 mil 940 mujeres reportadas como desaparecidas.
Más de 20 mil familias mexicanas, cuyos integrantes no pueden conciliar el sueño, porque, lamentablemente, sus hijas, madres, hermanas, sobrinas, tías, no son encontradas.
De acuerdo con cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas de la Comisión Nacional de Búsqueda, de la Secretaría de Gobernación, el mayor rango de edad de desaparecidas y no localizadas se ubica entre 15 y 19 años de edad, con 5 mil 522 casos; siguen en segundo lugar las mujeres entre 20 y 24 años, con 2 mil 591, y en tercer sitio se ubican niñas de 10 a 14 años, con 2 mil 312 casos.
La pandemia de Coronavirus se convirtió en uno de los peores periodos en lo referente a maltrato en contra de mujeres, ya que en 2020 desaparecieron cinco mujeres por día, 10 fueron asesinadas, en tanto que 157 fueron víctimas de agresiones y un promedio de 712 llamaron por día al 911 para reportar algún acto violento.
Muchas de las mujeres que son reportadas como desaparecidas, posteriormente, son ubicadas o regresan a sus hogares, pero lamentablemente aún existe una cifra de feminicidios considerable.
Las niñas son el grupo de mujeres más vulnerable a la violencia sexual, desgraciadamente en muchas ocasiones por parte de familiares.
La desaparición de mujeres va en aumento. En el gobierno de Felipe Calderón, entre el 1 de diciembre de 2006 y el 7 de marzo de 2009, el número de ellas fue de 476.
Con Enrique Peña Nieto, entre el 1 de diciembre de 2012 y 7 de marzo de 2015, se registraron 2 mil 418 mujeres no localizadas o desaparecidas.
En la administración de Andrés Manuel López Obrador, del 1 de diciembre de 2018 al 7 de marzo de 2021, se contaron 4 mil 267 casos.
Los últimos gobiernos han jurado acabar con la inseguridad, la corrupción y la impunidad que afecta a nuestras mujeres, pero el problema sigue como una llaga lacerante. México no puede ser un país de justicia, mientras se mantenga como el país de las desaparecidas. Esto deben entenderlo quienes gobiernan.