Escenario político
@guerrerochipres
Un foco puede ser suficiente para reducir la criminalidad.
La iluminación adecuada y el mejoramiento de los servicios urbanos impactan positivamente en la disminución de la incidencia delictiva y en la sensación de seguridad.
Lo han comprobado diversos estudios y casos de éxito alrededor del mundo. La Ciudad de México no es la excepción.
Un estudio realizado en 2018 en Nueva York demostró que instalar luces en las calles permitió una reducción de hasta 36 por ciento en la tasa de criminalidad. La Oficina de Justicia Criminal del alcalde, el Departamento de Policía, la Autoridad de Vivienda y Crime Lab diseñaron un ensayo controlado en el que 40 desarrollos urbanos recibieron iluminación nueva temporal y 40 no. La conclusión: el aumento en los niveles de luz redujo 7 por ciento delitos como asesinato y asalto.
La evaluación de un proyecto de electrificación en áreas rurales y periurbanas en Ecuador comprobó que la mejora en la calidad del servicio eléctrico incrementó la percepción sobre la seguridad ciudadana. Un 20% de quienes tuvieron acceso a alumbrado público dijeron sentirse más seguros en las calles.
La Ciudad de México desde hace cuatro años está inmersa en esa dinámica de mejoramiento urbano como parte de una estrategia impulsada por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, que ahora se refleja con tres veces más iluminación y una inversión en luminarias superior a los 500 millones de pesos en Gustavo A. Madero e Iztapalapa.
En el caso de la segunda, la alcaldesa Clara Brugada implementó desde 2019 el programa Senderos Seguros. La recuperación de espacios públicos va de la mano con la disminución de los delitos de alto impacto: menos 48 por ciento en el total entre aquel año y el 2022, y menos 46 por ciento en robo a transeúnte en vía pública.
La estrategia ya es referente a nivel nacional —puesta en marcha en el Estado de México, Veracruz y Zapopan— e internacional. Con las alcaldías de Recife y Río de Janeiro, Brasil, y de Medellín, Colombia, la alcaldesa ha intercambiado experiencias para el desarrollo de proyectos de urbanismo social que permitan una baja en delitos.
La sensación de seguridad también ha cambiado. La Encuesta de Seguridad Urbana (ERNSU) del INEGI revela que al cuarto trimestre de 2018 el 82.9 por ciento de las personas se sentía insegura en la CDMX, porcentaje que para el mismo periodo del año pasado fue de 59.5. Una mejora superior a los 23 puntos.
Calles bien iluminadas crean un efecto disuasor en los delincuentes, al ver reducidas las posibilidades de pasar desapercibidos para sus víctimas, al tiempo que hacen sentir seguras a las personas que transitan por esas zonas.
Los datos y las tendencias mundiales así lo indican: hay luz contra el crimen.