Ejecutan 3 órdenes de aprehensión por caso de Diana Sánchez Barrios
MÉXICO, DF, 26 de diciembre de 2014.- A tres meses de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa y a cinco días para cerrar el año, México continúa sin saber el paradero de los jóvenes a excepción de los restos identificados de Alexander Mora Venancio, tras estudios periciales.
Hasta el momento, informes de la Procuraduría General de la República (PGR) dan cuentas de 80 detenidos vinculados a los hechos, precisa la participación de 16 delincuentes en la cremación de los normalistas, de los cuales se ha logrado la aprehensión de cinco, además de 44 policías municipales de Iguala y Cocula relacionados con el grupo criminal Guerreros Unidos, identificándose a 16 más a quienes se busca actualmente.
Quadratín México ofrece una crónica periodística de no ficción, sobre la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre, reconstruida a partir de los informes rendidos por el Gobierno del estado de Guerrero, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y la Fiscalía General del Estado, así como acontecimientos descritos basados en las declaraciones de las víctimas sobrevivientes, a través de lo hecho público por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, mediante la Resolución 28/2014, del 3 de octubre de 2014, por las que se emiten las Medidas Cautelares No. 409-14.
Cabe mencionar que los informes carecen de una conexión directa o lógica en la secuencia de los sucesos, asimismo se contradicen en detalles técnicos como narraciones con diversas omisiones y la ausencia de varias horas de qué sucedió aquella noche de viernes; el número potencial y total de víctimas; incluso los nombres, las circunstancias de modo, tiempo y lugar de los hechos relacionados con el asesinato de seis personas, tres de ellas estudiantes normalistas, y el plagio y desaparición forzada de 43.
La noche de Iguala: viernes negro en Guerrero
Durante septiembre de 2014 estudiantes de la Escuela Normal Rural ‘Raúl Isidro Burgos’ de Ayotzinapa, presentaron ante el Gobierno de Guerrero y la Secretaría de Educación estatal una serie de solicitudes relacionadas con alimentación, material didáctico, becas estudiantiles, entre otros. La respuesta del Estado fue brutal. Cuatro episodios de violencia. Tres estudiantes y tres civiles muertos. Y 43 más desaparecidos.
26 de septiembre. María de los Ángeles Pineda, presidenta del DIF de Iguala de la Independencia, Guerrero ofrecía una fiesta por sus logros obtenidos bajo la dirección. Se rumoraba que la esposa del presidente municipal, el perredista José Luis Abarca Velázquez, destaparía ese mismo día sus aspiraciones a la candidatura.
Mientras tanto, desde las 17:30 horas, alrededor de 90 estudiantes normalistas se dirigían a la ciudad de Chilpancingo a bordo de tres autobuses. Minutos antes los habían tomado en hechos no violentos para realizar una colecta de recursos para sus prácticas.
Un grupo de ellos arribaron antes al municipio de Huitzuco de los Figueroa, donde también realizaron una colecta.
Desde las 17:59 horas se reportó a la Policía Municipal de Iguala la presencia de un autobús con estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa con rumbo al municipio de Iguala.
Supuestamente el alcalde José Luis Abarca y su grupo, mandaron reprimir a los normalistas quienes preparaban un boicot al evento de su esposa.
A las 20:00 horas aproximadamente, elementos de la Policía Estatal en coordinación con elementos de la Federal arribaron al kilómetro 126+700 de la carretera federal Iguala-Chilpancingo, para monitorear las actividades de los estudiantes quienes aparentemente pretendían secuestrar autobuses.
Llamadas al número del Servicio de Emergencias 066, a las 21:32 horas, alertaron sobre desmanes que los normalistas se encontraban realizando en la terminal de autobuses Estrella Blanca y Estrella de Oro. La Policía Preventiva Municipal ya tenía conocimiento del suceso.
El primer episodio de violencia ocurrió a las 21:40 horas.
La Coordinación Operativa de la Región Norte de la Secretaria de Seguridad Pública y Protección Civil, tenía conocimiento sobre detonaciones de arma de fuego entre la calle Miguel Hidalgo y Periférico Norte Benito Juárez, en el centro del municipio de Iguala. No acudieron al lugar de los hechos.
El presidente municipal Abarca Velázquez no contestó llamadas telefónicas.
Al salir los estudiantes de la terminal, varias patrullas intentaron cerrar el paso de los autobuses cuando se desplazaban sobre la calle Juan N. Álvarez. Durante ese trayecto fueron seguidos por varias patrullas de la Policía Municipal hasta llegar al cruce con el Periférico Norte. En ese punto se detuvieron.
De las patrullas de la Policía de Iguala con los números 017, 018, 019, 020, 021, 022, 027 y 032, descendieron varios elementos uniformados. Unos 30 agentes se colocaron en posición de tiro en distintas direcciones.
Entonces comenzaron a disparar de manera intermitente y sin advertencia alguna.
En reacción, algunos estudiantes descendieron de los autobuses y arrojaron piedras a los agentes policíacos. En enfrentamiento, policías continuaron accionando sus armas de fuego indiscriminadamente desde las distintas posiciones.
Una bala penetró en el cráneo de Aldo Gutiérrez Solano. Cayó herido. Actualmente se encuentra internado en el Hospital General de Iguala Doctor Jorge Soberón Acevedo, en estado vegetativo, con muerte cerebral.
Sus demás compañeros intentaron auxiliarlo mientras gritaban a los elementos policiales que dejaran de disparar. La respuesta fue omisa.
Durante el ataque algunos normalistas resguardados se comunicaron con otros compañeros que se quedaron en Ayotzinapa.
Enterados de los incidentes, éstos enviaron otro convoy en varias camionetas para tratar de ayudar a los compañeros atacados en Iguala.
A las 22:15 horas, la comandancia del 27º Batallón de Infantería del Ejército Mexicano estableció comunicación con el secretario de Seguridad Pública de Iguala.
Felipe Flores Velázquez minimizó los hechos. Negó que el personal bajo su mando haya realizado algún disparo durante la persecución que escenificaron con las víctimas.
Los policías, vestidos con ropa de color negro y pasamontañas, obligaron a los alumnos que se encontraban en el autobús de atrás a bajar. Había compañeros heridos.
Los estudiantes fueron violentamente descendidos. Después, sometidos acostados en el suelo. Posteriormente intimados a abordar las patrullas.
El resto se dispersó en diferentes direcciones, mientras los agentes continuaban disparando. Ya habían arrestado entre 20 a 25 estudiantes.
Ante la situación, varios normalistas se reorganizaron en el lugar de los hechos y convocaron a los medios de comunicación. Algunos llegaron a la zona a bordo de una camioneta marca Nissan, tipo Urvan. Colocaron piedras en el lugar con el objeto de resguardar las evidencias.
El Gobierno de Guerrero, al frente del ejercicio político en ese entonces Ángel Aguirre Rivero, tuvo conocimiento de los hechos e inició la averiguación previa HID/SC/02/0993/2014 a las 23:00 horas del 26 de septiembre, derivado de lo que el médico en turno del Hospital General, dio parte al Ministerio Público.
El segundo episodio violento ocurrió casi a la medianoche
Al lugar, desde la Avenida Periférico Norte arribó una camioneta RAM color rojo. Descendieron varias personas portando armas largas. Sin mediar palabra, empezaron a disparar indiscriminadamente en ráfagas por aproximadamente 15 minutos; también a la prensa que cubría la fuente.
Las víctimas aseguraron que se trataban de los mismos agentes municipales, pero esta vez encapuchados. Nuevamente comenzaron a descargar sus armas largas.
Sobrevivientes afirmaron que la intención de los atacantes era evitar las denuncias de los hechos ante los medios de comunicación.
Daniel Solís Gallardo, de 18 años de edad, y Julio César Rodríguez Nava, estudiante de primer año de licenciatura bilingüe, perdieron la vida de manera inmediata. Cayeron muertos. Varias personas heridas.
Alrededor de 25 estudiantes se ocultaron en un hospital particular que se encuentra sobre la misma calle Juan N. Álvarez. Entre ellos, Édgar Andrés Vargas, herido por proyectil de arma de fuego en el rostro.
Casi al mismo tiempo, en otro violento episodio, un comando armado presuntamente de policías municipales atacó sobre la carretera rumbo a Santa Teresa un autobús particular de la empresa Castro Tours. Jugadores del equipo de futbol de tercera división Los Avispones de Chilpancingo regresaban de un encuentro con Las Iguanas.
El menor David Josué García Evangelista, integrante del equipo, pereció por las heridas de bala. El chofer del autobús Víctor Manuel Lugo Ortiz, resultó herido de gravedad. Fue trasladado a un nosocomio para recibir atención médica. Murió momentos después.
Además, una mujer de nombre Blanca Montiel Sánchez, pasajera de un taxi que circulaba por el lugar, falleció al ser alcanzada por las balas.
En ese evento fueron asegurados 74 indicios balísticos: 22 casquillos calibre .223; 21 casquillos calibre 7.62 x 39 milímetros; 14 casquillos repercutidos calibre 7.62 x 51 milímetros; un casquillo calibre .38 Súper; un casquillo percutido calibre 9 milímetros; un casquillo calibre .22; un cartucho percutido calibre .380 y tres esquirlas deformadas.
Aparentemente, el equipo de futbol fue confundido por los atacantes como otro autobús más donde se trasladaban los normalistas, pues no estaba involucrado en los hechos.
El saldo hasta el momento: dos estudiantes y tres civiles muertos.
27 de septiembre. A las 00:05 horas, el Centro de Control, Comando, Comunicación y Cómputo (C-4) comunicó que sobre la carretera nacional México-Acapulco, tramo Iguala-Mezcala, bajo el puente que se ubica frente al edificio del Palacio de Justicia se encontraba un autobús abandonado de la línea Estrella de Oro, con los cristales rotos y las llantas ponchadas.
En su interior, sobre los escalones, rocas de distintos tamaños. En el exterior, a una distancia aproximada de cinco metros de la unidad, amontonadas diversas prendas de vestir: un suéter, un pañuelo y ocho playeras –una de ellas ensangrentada–, por lo cual se solicitó la pericial de genética forense.
Después de esta agresión, varios estudiantes se dispersaron por calles y avenidas circundantes, sin que hasta ese momento se haya podido localizar a 57.
El representante del Comité Estudiantil de la Normal Rural de Ayotzinapa, Uriel Alonso Solís, precisó después que en realidad eran 43 los desaparecidos, ya que el resto fueron localizados con vida, al lograr huir a sus hogares.
En una madrugada de hechos violentos, a las 00:30 horas se registró otro incidente sobre la carretera federal Chilpancingo-Iguala, a la altura del kilómetro 176, donde fueron localizados dos vehículos, un Volkswagen tipo Pointer con el cristal lateral de la puerta trasera destruida y en la portezuela del chofer tres impactos de arma de fuego calibre 7.62 x 39 mm (AK-57), así como una camioneta marca Ford, tipo Escape, con llantas ponchadas.
Un agente del Ministerio Público que transitaba por el lugar, así como una mujer, resultaron heridos. Fueron trasladados a un nosocomio de la ciudad de Chilpancingo de los Bravo, Guerrero, para recibir atención médica. Se reportaron como estables.
Fue hasta la 1:40 horas de la madrugada del 27 cuando los titulares de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Secretaría de Seguridad Pública, Protección Civil y Secretaría de Salud arribaron a la zona donde ocurrieron los hechos para encargarse de las acciones en materia de investigación, seguridad y protección de la ciudadanía y la atención a las víctimas.
Una hora más tarde, a las 2:40 de la madrugada, personal del 27º Batallón de Infantería de Iguala acudió al lugar donde se dio el segundo ataque a los normalistas.
Aún se encontraban los cuerpos de Daniel Solís y Julio César Rodríguez tendidos con múltiples impactos de bala. En el lugar se levantaron 29 cartuchos percutidos calibre .223.
Mientras tanto, en el Hospital General se hallaban ingresados los jugadores del equipo de futbol Avispones de Chilpancingo, heridos al regresar a la capital del estado.
En las primeras horas de la mañana del 27 de septiembre, los estudiantes se reagruparon en la Fiscalía de la Zona Norte de la Procuraduría General de Justicia del estado de Guerrero. Narraron los hechos. Les tomaron declaración.
Al solicitar visitar los separos de la Policía Preventiva, para constatar la integridad física de los estudiantes detenidos por la Policía Municipal, el director Felipe Flores manifestó que no tenían ninguna persona.
Los estudiantes verificaron el área sin encontrar a sus compañeros.
Transcurrido el mismo día, a las 9:30 horas, elementos del Ejército mexicano informaron sobre el hallazgo del cadáver de un estudiante, a tres cuadras donde ocurrieron los hechos.
Julio César Mondragón Fuentes se encontraba sin vida sobre una brecha de terracería conocida como Camino del Andariego, ubicada en la parte superior de conocida empresa refresquera, de la colonia Industrial.
Vestido con playera roja y pantalón de mezclilla azul, Julio César tenía visible huellas de tortura, sus ojos arrebatados de las cuencas, su rostro despojado de su identidad, totalmente desollado de la cara.
Autoridades actuaron con el uso excesivo de la fuerza lo que permitió presuntamente que un grupo delictivo actuara persiguiendo los mismos intereses que los policías adscritos a la Dirección de Seguridad Municipal de Iguala.
28 de septiembre. Familiares y los mismos sobrevivientes acudieron ante las autoridades estatales para interponer una serie de denuncias. El agente del Ministerio Público adscrito a la Agencia Especializada en Búsqueda de Personas no Localizadas recibió la querella.
A tres meses de lo ocurrido en Iguala, Guerrero, 42 estudiantes normalistas de Ayotzinapa continúan en calidad de desaparecidos o no localizados, hasta que la PGR, que atrajo el caso, dé certeza sobre el paradero de los jóvenes, en un acto de desaparición forzada masiva en contra de personas percibidas como disidentes políticos.