Presupuesto y fiscalización/David Colmenares Páramo
Tu nombre
¿Cómo trabajan los brujos, qué ingredientes realmente ocupan, cómo realizan sus sortilegios?
No hay ollas misteriosas en medio de bosques en penumbras, tampoco gatos negros que miran cómo se preparan caldos con murciélagos y sapos. Todo eso es parte del imaginario. Los hechizos emplean seres vivos plagados de denotaciones precisas y ricas connotaciones. Si. El principal ingrediente de un hechizo son las palabras.
Los magos pescan pacientemente los vocablos que ensartarán minuciosamente a veces a través de meses para enunciar un deseo. Los significados no bastan. Juegan también con la musicalidad y ritmo de cada palabra. Perciben si la unión entre cada una de ellas resulta armónica, feliz y bella. Practican la manera perfecta de enunciarla, vigilan los elementos que cuidan de ella, verifican que describan perfectamente lo que quieren…
Cuando la oración parece perfecta la pronuncian en voz alta y detectan cómo vibran los seres y objetos alrededor… a veces las hojas cascabelean iracundas o la tierra exhibe una grieta. En ocasiones un pájaro trina, triste y algún árbol exhibe una raspadura fea, como de dolor o rechazo… entonces el conjuro debe reescribirse.
Sin embargo, los brujos más experimentados saben que la renuencia de los seres de los mundos animales, vegetales y minerales a veces no se deba a las palabras elegidas, sólo a errores al pronunciarlas. Las pausas deben ser perfectas, el volumen debe tener la sincronía del tono de la luz cuando se enuncia, la intención no debe abandonar en ningún instante al hechicero.
La profesión más cercana al brujo o mago es el poeta, porque venera las palabras con la misma minuciosidad. Y hay una palabra espléndida y llena de poder que cada uno lleva consigo. Su propio nombre.
Cuando nombras con algún vocablo alguna manifestación de vida, en el universo se reconoce como el ser único que es. “Bautizar”, en el sentido de asignarle un nombre a alguien, es un poderoso acto de magia. Es llenarlo de poder y vida, por eso ese derecho sólo se concede a los jefes de las tribus o a los padres.
Tu nombre es un talismán. Oye cómo resuena cuando tú lo dices. Es un llamado a todo el poder que existe en el plano del cielo y de la tierra… bendito eres.