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MÉXICO, DF, 25 de diciembre del 2014.-La depresión invernal, mejor conocida como trastorno afectivo estacional, no sólo aparece por un desbalance en la química cerebral, sino por causas culturales y sociales, sobre todo en un país cercano al Ecuador como México, aseguró en un comunicado el doctor Óscar Galicia, académico del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana.
Durante los meses de invierno, algunas personas son susceptibles al trastorno afectivo estacional, un tipo de síndrome depresivo relacionado con una baja producción de serotonina, neurotransmisor que regula el estado de ánimo, provocada por una disminución de luz solar.
De acuerdo con la Secretaría de Salud (SSA), aproximadamente 10 por ciento de la población padece este trastorno particular, y su prevalencia es mayor en mujeres de entre 20 y 30 años. Galicia, jefe de Procesos Básicos del Laboratorio de Neurociencias de la Ibero, recordó que el número de suicidios suele incrementarse en el periodo invernal.
Sin embargo, recordó que la mayoría de las veces, para quienes padecen depresión invernal a la falta de luz solar se le unen circunstancias que suelen ser complicadas a nivel emocional en el mes de diciembre: el cierre de ciclos y la confrontación con uno mismo.
“Los seres humanos somos muy sensibles a los ciclos temporales. Nos dimos cuenta de la existencia de los ciclos terrenos muy temprano en algún periodo de nuestra evolución”, aseguró el especialista. Señaló que el cierre de un ciclo, a nivel psicológico, implica la realización de un recuento de todo lo que se hizo o no se hizo.
“El resumen puede convertirse en un acto doloroso si no se cumplieron las expectativas planteadas a principio del ciclo”, aclaró Galicia, y advirtió que una situación de este tipo puede influir en el desarrollo de un trastorno emocional, sobre todo si el individuo que la sufre está predispuesto a este tipo de padecimientos, o es susceptible a la ansiedad.
Además del dolor que puede representar el cierre del año, la soledad es otro factor importante que incide en el desarrollo de depresión estacional, especificó el doctor Galicia.
Es una época para interactuar socialmente, con la familia y con los amigos, precisó. Sin embargo, existen muchas personas que carecen de vínculos fuertes con sus familiares, que provienen de entornos caóticos y disfuncionales, y terminan aislados.
“Si la soledad se combina con ciertos factores de personalidad, que tienen relación con la interpretación pesimista y depresiva del mundo, pues entras en una preciosa depresión de fin de año. Si tu reacción natural es deprimirte, eso harás”, continuó.
Contó que existen muchas personas que prefieren convivir en entornos tóxicos, pues lo prefieren a permanecer en soledad, pese a que ello afecte su bienestar emocional.
Una recomendación, agregó, para quienes temen la soledad, es el voluntariado en épocas navideñas: participar en proyectos sociales, ayudar a los menos favorecidos, puede resultar una excelente opción para las personas solitarias que prefieren rehuir de la compañía de sus familias por motivos personales.
Aunque advirtió que la depresión es una situación que debe atenderla un profesional, Galicia expresó que se puede hacer frente a la soledad aceptándola:
“Se puede disfrutar la Navidad o el Año Nuevo en soledad: realmente, se puede ser consciente de que ello no te hace menos valioso, ni menos querido. La clave está en comprender que la felicidad depende de los otros o de su aprecio, o de cuán relevante se es socialmente”.