Jubileo 2025: Llevar esperanza a donde se ha perdido
Sacerdotisas
Sólo dos mujeres han sobresalido en el cristianismo: María, madre del Cristo y María de Magdala, esposa de Jesús y apóstola de los apóstoles. A partir de ahí, Pedro el pescador, Pablo el soldado, Gregorio el papa, y así sucesivamente, las féminas han ocupado en la Iglesia romana únicamente puestos de santas, beatas y devotas de la Vela Perpetua.
Esa Iglesia ha sufrido varias escisiones: el nacimiento del islam en el s VII; el cisma de Oriente y Occidente (Iglesia ortodoxa) en el s XI y el nacimiento del protestantismo con Marín Lutero en el s XVI.
En el s XIX perdió a los obreros, en el s XX a los intelectuales y a los jóvenes y en este s XXI lleva el camino de perder a las mujeres, que han sido transmisoras de la fe y fundamentales para el engranaje eclesial.
En las últimas décadas, las más de seis mil iglesias evangélicas registradas ante el gobierno mexicano (sectas diría San Compadre) se aprovechan de las mentes débiles, espíritus frágiles, para engrosar sus filas y hacer millonarios a los pastores.
El Vaticano se fue durmiendo en sus laureles.
Celibato y mujeres sacerdotes son las asignaturas pendientes en la Iglesia romana.
En el primero de estos temas, abundan ya los casos de curas con mujer e hijos a ciencia y paciencia de la curia. La pederastia, sin que se justifique, pudiere tener el origen en la aversión de la mujer a la investidura sacerdotal que podría llevar a aberraciones de éstos hacia la parte más débil de la sociedad.
Entre las religiones monoteístas, los rabinos tienen una sola mujer (en teoría) los pastores evangélicos una, dos o más; los imanes islámicos, varias o muchas y entre los curas católicos ninguna. Hasta aquí el tema del celibato.
El mundo está viviendo un profundo cambio que se inició con la revuelta del ’68 que dio paso a un equilibrio entre los sexos; revolución pacífica que continúa pero que la Iglesia romana apenas vislumbra.
Las mujeres están perdiendo fe en la Iglesia católica. Eran ellas parte fundamental como hilo conductor entre las nuevas generaciones y sus padres. Las catequistas observan con tristeza el poco interés de los pequeños que reciben el ejemplo de una falta de fe religiosa en casa.
Para el Vaticano, la puerta para la ordenación de mujeres como sacerdotes está cerrada ha reiterado el Papa Francisco. Presionado por el prefecto de la Congregación de la Fe (la Inquisición) el cardenal Joseph Ratzinger (Luego Benedicto XVI) Juan Pablo II dio por terminada la posibilidad de dar oportunidad a las féminas de estar tras el altar oficiando misa. (Ordiatio Sacerdotalis, mayo 1994)
Para el Papa Francisco hace falta “una profunda teología de las mujeres en la Iglesia” y para algunos jerarcas crear una teología feminista llevaría a una igualdad con los hombres dentro del santuario.
El rescate religioso pudiera estar en la presencia apostólica, teológica, de las mujeres como representantes de Jesús, de María Madre y de María Magdalena en la tierra.
La fuga de mujeres en torno a los 40 años es una protesta silenciosa ante barreras que ha puesto la Iglesia de los hombres (*) Esto sucede también con muchachos y muchachas que ven la religión remota, dogmática y machista
El cristianismo romano ha elaborado sus doctrinas y estrategias desde la perspectiva masculina, se ha dicho. El mismo Papa afirmó que el feminismo es “una filosofía que corre el riesgo de convertirse en machismo de falda”.
Vivimos momentos en que la ordenación de mujeres como sacerdotes debería ser una realidad. El celibato tendrá que seguir siendo opcional para los sacerdotes y la presencia de una sacerdotisa frente a la feligresía no pueden ser casos cerrados.
Decenas de miles de parroquias están siendo abandonadas por falta de vocaciones mientras, mujeres teólogas de gran valía, esperan la oportunidad de renunciar a su condición de apóstoles de segunda.
Recientemente, una monja le expresó a Francisco que algún día un Papa tendrá que pedir perdón a la humanidad por el trato que el Vaticano ha dado a las mujeres los últimos dos mil años. Se dijo que el Pontífice escuchó en silencio y no hizo comentario alguno.
(*) La fuga de las mujeres de cuarenta años. Teólogo Armando Matteo.