Visión Financiera
Juchitán en tensión
Los que somos de tierra adentro sabemos lo que es cajeta de Celaya, es decir, en eso de que el Municipio tiene que lidiar entre las pugnas internas por el poder, las exigencias e intereses políticos externas, la voracidad de los partidos políticos, la falta de recursos para el todo cumplido para todos y la ausencia de apoyos estatales o nacionales para la productividad y lo social, si no es a cambio de votos y simpatías en favor de los grandes intereses estatales o nacionales.
El municipio mexicano es, se ha dicho, la base de la organización territorial; la base de la división política; la base de la división administrativa; es libre –se dijo—y se supone que administra su Hacienda, la cual se formará de los rendimientos de los bienes que les pertenecen, así como de las contribuciones y otros ingresos que las legislaturas establezcan a su favor, y en todo caso percibirán las que establezcan sus Estados, las participaciones del Gobierno Federal; es gobernado por un ayuntamiento; sus autoridades no pueden ser reelectas para el periodo inmediato y tiene personalidad jurídica propia: todo eso y más… Sí. Pero no.
Juchitán de Zaragoza, en el Istmo oaxaqueño es el ejemplo de que no todo lo que está escrito y es cierto, aunque sea constitucional (Art. 115) y aunque haya responsabilidades legales para todos.
En México hay 2,457 municipios; 570 están en Oaxaca, muchos de estos viven en la precariedad absoluta y con el ¡Jesús! en la boca por todo lo que pasa en ellos, o deja de pasar. No hace mucho se supo que de los municipios más pobres del país, algunos están en la tierra de Benito Juárez…Ya habrá tiempo para auditar riquezas acumuladas de sus funcionarios estatales, aunque seguro estarán en un agregado a los ‘Papeles de Panamá’…
Pues nada, que de pronto al gobierno del estado de Oaxaca, el del señor Gabino Cué Monteagudo, se le metió el diablo en el cuerpo y no quiere cumplir con los acuerdos firmados el 2 de septiembre de 2015 en la Secretaría de Gobernación, para entregar recursos al municipio de Juchitán y llevar a cabo 14 obras necesarias de infraestructura social, las que habrán de beneficiar a los casi cien mil habitantes del cuarto municipio más poblado de la entidad…
Esto es: Ocho meses después no se cumple aun el compromiso del gobierno estatal, con el gobierno federal, para entregar 600 millones de pesos al municipio de Juchitán que habrán de aplicarse en –por ejemplo- la construcción del Hospital de Alta Especialidad; la conclusión de centros de salud en la 9ª. Sección, en la colonia Mártires y en Santa María del Mar; la construcción del Centro de Control y Comando Policial-3; la instalación de una granja solar; la compra de patrullas y moto patrullas, y más obras comprometidas y necesarias.
Así que el gobierno municipal ha insistido al gobierno del estado la entrega de los recursos, pero se nada: todo es puerta cerrada. Ni respuestas ni soluciones, en perjuicio de los juchitecos.
Las razones pueden ser distintas o coaligadas: En primer lugar los dimes y diretes por la instalación de empresas eólicas en el lugar, doce de las cuales han estado funcionando hace tiempo y a las que la actual autoridad municipal les ha exigido el pago de impuestos acumulados. Estas empresas se ampararon pues argumentan que sí pagaron las contribuciones y aunque se les ha exigido que lo demuestren: no ha sido.
Esto es: mientras son peras o son manzanas, las 12 empresas eólicas en Juchitán podrían adeudar 2 mil millones de pesos al municipio desde 2008 ¡qué tal?
Con todo, se insistió en la instalación de una nueva empresa eólica en la localidad, pero en virtud de lo anterior hubo negativa de la comunicad, lo que ha hecho que cualquier aportación de recursos se detenga mientras no se resuelva el amparo interpuesto por las empresas eólicas y la instalación de una nueva fuente de energía en manos privadas…
También está el factor político: el gobierno del actual presidente municipal Saúl Vicente Vázquez está a punto de concluir, y aunque las obras de infraestructura comprometidas fueron estimuladas durante su gestión, con toda malevolencia se deja correr el tiempo para que las realice quien continúe en la presidencia municipal juchiteca…
Lo extraño a todo esto es que el candidato del PRI, Alejandro Murat –hijo del inolvidable José Murat Casab—durante su campaña para la gubernatura ha mencionado parte de estas obras — como es el caso del Hospital de Alta Especialidad–, como su propio compromiso de campaña para Juchitán, las que llevará a cabo “si es gobernador de Oaxaca”.
Lo de invertir en capacitación policial, patrullas y moto patrullas tiene que ver con la seguridad pública del Municipio:
Juchitán vive hoy mismo un estado de violencia creciente. El crimen organizado se ha instalado ya en la zona y día tras día ocurren muertes trágicas y extremas. Luego de una serie de crímenes, hace apenas unos días circuló un mensaje en el que los delincuentes deciden el toque de queda para los habitantes del municipio:
“Esta es una advertencia para que no anden en la calle a partir de las 21 horas dado que llegó la cacería de lacras y venimos a limpiar la mugre que ha sido culpable de manchar y usar nuestro cártel como la peor de la zona, por eso, que les quede claro a todos los de la población que no se anden paseando con gente que la debe porque les podemos salpicar…”…
En tanto, los recursos solicitados para apoyo en la seguridad pública siguen sin llegar desde el gobierno del estado… ¿quién es más responsable de lo que pase ahí? ¿Quién es responsable del incumplimiento de compromisos adquiridos?… ¡Vaya pues!