A DOS PUNTAS: Pocos cambios en la relación bilateral

06 de noviembre de 2012
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9:42
José Carreño

Washington D.C.- La relación México-Estados Unidos cambiará muy poco gane quien gane en la elección estadounidense.

Pero ese poco es importante.

De entrada, es una relación que solo puede calificarse como de importancia crítica para México. Por comercio, por integración social y económica, porque estamos demasiado cerca y los peligros que amenazan a uno afectan de hecho al otro.

Y aunque hay reconocimiento a los dos lados, la forma de decirlo, especialmente desde el lado mas fuerte, que es el estadounidense, puede tener un impacto positivo o negativo.

Es muy distinto pedir las cosas por favor que exigirlas a gritos o con amenazas. Hay diferencia entre ser discretos a la hora de tomar medidas conflictivas a tratar de imponerlas abiertamente.

Y sí, no es lo mismo hablar de presionar política o comercialmente a amenazar con enviar a los “marines”. Tal vez sea una cuestión de tonos, pero a veces las entonaciones son importantes.

No se trata de rehuir conflicto o de ser humildes servidores. Se trata de como y cuando plantar cara, como y cuando demandar, como y cuando callarse la boca. Lo que se supone hacen los políticos y se presume que hacen los diplomáticos: todo tiene u ijar y su momento. Hay que saber medir.

México tiene recursos para hacerse escuchar y para dar la cara. Pero no puede hacerlo todo el tiempo ni en todos los casos. Y frente al nuevo presidente estadounidense tiene que buscar a forma de replantear la relación. Pero no como una cosa aislada sino como parte de una estrategia de política exterior y de una doctrina de seguridad nacional.

No se trata de esperar que los Estados Unidos se acuerden de lo importante que es México sino recordárselos hasta que ya no sea necesario y para eso es importante que incremente su presencia en Washington, deliberadamente, en vez de dejarlo a la capacidad del embajador. El gobierno del presidente Felipe Calderón tuvo suerte en ese sentido gracias a la capacidad del embajador Arturo Sarukhán, pero ese tipo de trabajo no puede ser fruto de una sola persona, no importa que tan talentosa sea.

QMX/jcf

 

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