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CIUDAD DE MÉXICO, 27 de marzo de 2020.- En una desolada plaza de San Pedro, el Papa Francisco encabezó la Oración y bendición de Urbi et Orbi, una de las ceremonias más importantes en el mundo católico que de manera inédita se realizó este viernes a distancia por la crisis sanitaria del coronavirus.
El líder religioso caminó hasta el atrio en donde elevó una súplica para seguir el ejemplo de las personas olvidadas y que están en el timón de la barca en estos momentos de crisis sanitaria por la pandemia del Covid 19.
«Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos”, dijo el Pontífice al comenzar su reflexión.
El Papa dijo que “nos encontramos asustados y perdidos” pero descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos.
«Nos dimos cuenta que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados»
El Papa dio la bendición con el Santísimo Sacramento y también se colocó el crucifijo de San Marcelo que protegió a los habitantes durante la pandemia de peste en 1522 , a este Cristo lo sacaron en peregrinación por Roma y se consiguió la salvación de muchas personas.
“Señor nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de opción no es el momento el tiempo para elegir en lo que cuenta para separar de lo que es necesario, de lo que no es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti”, sostuvo.
Al final de su reflexión, el Papa pidió bendición para el mundo en salud, así como a los cuerpos y consuelo para los corazones. “Nos pides que no sintamos temor, pero nuestra fe es débil y tenemos miedo”, concluyó.