Visión financiera/Georgina Howard
Las evidencias acumuladas en esta semana sobre la naturaleza y agenda política del movimiento 132, hacen evidente que no es otra cosa sino la quinta columna de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y que sus intenciones son precisamente las que definí la semana pasada en mi columna titulada Peligro Electoral.
Es posible que un buen número de incautos se crean la patraña que se trata de una expresión espontánea de carácter apartidista de participación en el proceso electoral, lo que es imposible como escribió ayer la fina pluma de mi querida amiga Isabel Turrent, pues si la prioridad del movimiento es oponerse a uno de los candidatos, ello implica el apoyo tácito al que se encuentre en segundo lugar, es decir a AMLO.
Basta echarle una ojeada a la pagina de Internet de 132 para que no quede duda del perfil antidemocrático y de las intenciones golpistas de este movimiento, cuya prioridad es deslegitimar el proceso electoral en caso de que Enrique Peña Nieto gane la elección presidencial, con su dichito de “si hay imposición, habrá revolución.”
La petición de principio –claramente la lógica no es el fuerte del 132 pero tampoco lo ha sido nunca de López- es que las televisoras han inventado al candidato del PRI, lo que significa que de ganar los comicios del 1º de julio, se habría operado un caso masivo de manipulación mediática lo que invalida todo el proceso sin remedio.
Hay que subrayar el desprecio que 132 tiene por la mayoría de los mexicanos pues el afirmar que decenas de millones de ciudadanos votarán en función de los deseos de las televisoras, es suponer que son unos babeantes imbéciles sin la menor capacidad de juicio y raciocinio independiente.
Pero junto al surgimiento de este peculiar movimiento, otras cosas muy extrañas están ocurriendo, como el claro posicionamiento del diario Reforma a favor de López, a quien tratan con el mayor respeto como “el candidato de las izquierdas” mientras que a Peña Nieto le endilgan un insulto tras otro.
Sorpresivamente, la semana pasada Reforma se involucró directamente en la contienda electoral con una encuesta que ponía a López solo 4% por debajo de Peña Nieto cuando todos los demás sondeos lo colocan con una distancia mucho mayor. Ni siquiera la casa encuestadora de López se había atrevido a cocinar los números a favor del demagogo con tan gigantesco sesgo.
La encuesta Mitofsky, levantada al mismo tiempo que la del Reforma, indica que la “preferencia efectiva” por Peña Nieto es de 44.9% frente a 27.4% de AMLO y 25.7% de Josefina Vázquez Mota, mientras que el promedio de “las seis encuestas públicas disponibles” arrojó casi exactamente esos mismos resultados.
¿Cuál es la agenda de Reforma al tomar partido a favor del peligroso populista? ¿Es parte del pleito que trajeron hace un par de años esa casa editorial contra Televisa? ¿Será que los hermanos Junco de la Vega, quienes se ostentan como los dueños de Reforma después de despojar a su padre de su mayoría accionaria, se han unido a los planes golpistas que se fraguan alrededor de López? ¿A cambio de qué?
El sesgo de Reforma queda aún más claro al analizar su cobertura del 132 pues lo definen como un grupo auténtico, democrático y, en palabras de su encuestador, “Se trata de un segmento del electorado que es joven, urbano, escolarizado, altamente interconectado a través de las redes sociales y, hoy por hoy, movilizado” (sic).
Si todo esto fuera cierto y se tratara de un grupo pensante y apartidista, lo que estarían haciendo es estudiando las propuestas de cada uno de los candidatos en lugar de tomar las calles y escribir interminables tonterías en su sitio de Internet.
Cualquiera con dos dedos de frente que hiciera tal cosa, llegaría de inmediato a la conclusión de que la agenda de López es la del típico populista gobernícola en el modelo de Hugo Chávez de Venezuela, del matrimonio Kirchner en Argentina, de Evo Morales en Bolivia y de Daniel Ortega en Nicaragua.
Como el orgulloso padre de tres hijas, todas ellas egresadas de la UNAM y con estudios superiores en algunas de las mejores universidades del mundo –las de California Davies y Berkeley, Chicago, Florida en Gainsville, McGill en Montreal y Nueva York- me niego a creer que la juventud de mi país apoye ciegamente a un orate como López que representa lo más cavernario de la historia política de México.
Se trata simplemente del entramado para crear las condiciones que deslegitimen el resultado de la elección presidencial en el muy probable caso que no favorezcan al demagogo, y repetir la intentona golpista de hace seis años pero con la impostura que se trata de un auténtico movimiento juvenil contra el fraude.