Teléfono rojo/José Ureña
CIUDAD DE MÉXICO, 11 de junio de 2018.- El camaleón es como el Seleccionado Mexicano que por cierto, ya duerme en tierras rusas, en espera de iniciar su participación en el Campeonato del Mundo de Futbol, el próximo domingo ante Alemania.
Así cambie su piel con las distintas tonalidades de sus colores, su piel, al final, recupera su normalidad.
Ese es el futuro inmediato del representativo mexicano, en Rusia: regresar a la estatus mediocre que ha tenido siempre a nivel mundial.
Su director técnico actual, el colombiano Juan Carlos Osorio es una incógnita.
En los dos años y ocho meses que llueva al frente del representativo mexicano, solo hs cumplido con la primera etapa de su compromiso, eso sí con mucho éxito: ganar la eliminatoria de la CONCACAF, algo que antaño era una obligación pero que en las últimas tres décadas se habría complicado por el progreso mostrado por los países del área, en su fútbol.
Pero… fuera de eso el equipo tricolor muestra sus mismas deficiencias; técnicas, físicas y anímicas.
Técnicamente los jugadores han mostrado las mismas deficiencias para definir las jugadas frente al marco rival y, mientras más aumenta el grado de dificultad, más se remarca la falta de jugadores contundentes y capaces.
Osorio lo reconoce. Fue muy claro en su última conferencia, al término de la derrota frente a Dinamarca, al expresar que les está faltando contundencia frente al marco.
Y si, pero éste no es un mal del actual equipo.
Mi estimado Berraco ese es un mal que el fútbol mexicano arrastra a lo largo de su historia y que los federativos no corrigen con una adecuada formación de jugadores.
En nuestro país no hay técnicos capacitados para la formación de futbolistas, simple y sencillamente, porque el organigrama de la Federación Mexicana de Fútbol No existe.
Los clubes profesionales habilitan a sus ex jugadores para trabajar con sus fuerzas inferiores, sin tomar un curso para técnicos, porque la FMF no lo tiene ni existe y, si lo hay es solo de membrete.
Esa poca orientación que puede haber en los clubes para sus afiliados, no es general otra todos los niños, adolescentes y jóvenes del país porque las autoridades gubernamentales no tienen programas deportivos para el desarrollo de las comunidades, mucho menos escenarios donde se pueda practicar, no sólo el fútbol u otros deportes.
El tema es muy profundo y si hay tiempo después de la fiesta mundialista con mucho gusto lo abordamos.
Y como inicio esta columna, no soy clarividente para firmar mi aseveración, pero el quinto partido, algo absurdo y conformista, lo veo muy distante.
Hasta la próxima.