El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Violencia machista, indignación total
@guerrerochipres
Cada vez que la violencia machista se representa en una mirada lasciva, una frase soez, un acto de acoso o abuso sexual, un insulto, golpes o menosprecios en el hogar, en una violación o un feminicidio, la indignación crece.
Una comunidad no es cien por ciento segura si una mujer no puede gozar de la libertad y garantía de que nada ni nadie interferirá en el desarrollo de su personalidad o que atentará contra su vida.
En los últimos días hemos sabido de las capturas de dos feminicidas seriales, además de otros homicidios contra mujeres, de los cuales cuatro ocurrieron en diferentes municipios de Jalisco en menos de 24 horas.
El repudio es natural hacia este tipo de actos, por ser la forma de violencia más cruel que existe contra una mujer, pues son cometidos por el hecho de ser mujer.
En el caso de los homicidas seriales priva un llamado como sociedad a estar alertas, son criminales difíciles de percibir, saben ocultar sus intenciones y motivaciones, pero algunas de sus actividades pueden resultar sospechosas.
El feminicida detenido en Atizapán, Estado de México, era un septuagenario que desde hacía 30 años vivía en la misma casa, sin familia, hasta que lo relacionaron con su última víctima, a quien la familia había reportado como desaparecida. El acusado era su “amigo” y pretendía una relación sentimental con ella, como con otras de sus víctimas.
En la Ciudad de México, el trabajo de investigación y pericial, permitió vincular a un taxista con al menos cuatro feminicidios.
Construir entornos seguros para las mujeres es un trabajo conjunto, de largo plazo y continuo. La confianza en las autoridades y los resultados que ofrezcan es central en este proceso.
Este martes, la Fiscal General de Justicia de la CDMX, Ernestina Godoy, detalló un incremento en el delito de violación, motivado precisamente por esa confianza de las víctimas en denunciar y por la justa y oportuna reclasificación de las denuncias.
La violación equiparada, aquella en que la víctima no pudo oponerse o no alcanzó a comprender lo que ocurría, comenzó a ser considerada en la estadística del delito. El 28% de estos casos ocurrieron hace un año o más, el 69% fue en un domicilio particular, el 50% en reuniones familiares o fiestas, el 81% cometida por un conocido y el 23% contra una niña o adolescente.
Las cifras y los hechos dan cuenta de una dura realidad: los agresores de las mujeres son personas cercanas a ellas. Por eso, el trabajo conjunto es clave para la protección de las mujeres, hacerles saber y sentir que no están solas.
Desde el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia ofrecemos apoyo y asesoría psicológica y jurídica gratuitas, las 24 horas de todos los días del año, a través de la Línea Mujer y Familia o el Chat de Confianza 55 5533 5533.