Disparan a jefatura de tenencia de La Cantera en Tangamandapio, Michoacán
CIUDAD DE MÉXICO., octubre de 2020.- Las transgresiones a la ley del ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, no empezaron a su ingreso en los servicios de inteligencia o en las corporaciones policiales, incluso el proceso que enfrenta en Estados Unidos por supuestos vínculos con el Cártel de Sinaloa sólo sería la cumbre de las conductas delictivas del ingeniero, quien se habría preparado desde los once años bajo el padrinazgo de bandas delincuenciales lideradas por agentes de la policía secreta de los años 70.
La trayectoria profesional de García Luna se encuentra documentada desde su ingreso al Centro Investigación Seguridad Nacional (Cisen), pero su infancia y adolescencia permanecían como un fantasma hasta que el periodista Francisco Cruz recorrió la calles de la colonias Damián Carmona, Primero de Mayo, Revolución, Simón Bolívar y Aquiles Serdán que tienen como columna la Romero Rubio de la ahora alcaldía Venustiano Carranza, en las cuales creció el actual defenestrado ex jefe policial.
El autor del una decena de libros sobre narcotráfico y corrupción, recurrió a documentos y testimonios de viejos ex agentes del Servicio Secreto y de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) para conocer el precoz arranque delincuencial, que tuvo desde su infancia quien llegó a ser uno de los principales operadores de la guerra contra el narco en México.
“García Luna llegó a vivir a una calle Herón Proal, en la colonia Primero de Mayo, conocida como la canasta o la bolsa, porque ahí se reunían bandas de comandantes del Servicio Secreto que tenían pandillas de delincuentes, y era en ese lugar donde se repartían los montos de robos, extorsiones, asaltos.
“A los 11 años de edad una pandilla de agentes reclutó a Genaro para convertirlo en una especie de espía que se dedica a seleccionar e investigar víctimas, era un niño se gana su confianza para registrar movimientos que permitían a la banda que lo adopta cometer los asaltos, robos y extorsiones a comerciantes de la zona”, asegura en entrevista el periodista quien recientemente presentó su libro García Luna, El Señor de la Muerte.
Rondado los 17 años de edad, en el año de 1985, García Luna ya comandaba su primera banda criminal –según los documentos en poder de Francisco Cruz– y acompañado por un cuñado y otros sujetos dirigió a una pandilla que se introdujo a la casa de un comerciante vecino, de la cual habrían sustraído 250 millones de pesos de la época, además de dólares, centenarios y joyas.
Sabedor de los contextos y circunstancias que giran en torno a una víctima, García Luna habría analizado que debido a la inestabilidad financiera de la década de los ochenta, los comerciantes preferían guardar el dinero en sus casas que depositarlo en un banco.
Francisco Lemus tuvo acceso a la averiguación previa en la que se consigna sólo el nombre Arturo Chávez, conocido como El Soldado y cuñado hasta la fecha de García Luna, pero según los testimonios cotejados por el periodista, el nombre de quien fuera Secretario de Seguridad Pública fue borrado del expediente por la intervención de viejos policías que lo protegían.
Lo que aparece en los anexos de este expediente es la versión que presume que tras cometer el robo al comerciante los integrantes de la banda se habrían refugiado en la casa de la familia García Luna, de la que sale su cuñado para viajar a Michoacán y guarecerse mientras compra un rancho con el monto del botín.
“Protegido por sus viejos padrinos, García Luna sigue estudiando. Podemos decir que es un supuesto delincuente, un criminal o un funcionario corrupto, pero también se trata de un hombre frío, que lo aprendió desde la niñez, ademas de su perfil sistemático y ordenado.
«Sus mentores lo mismo lo van guiando hasta entrar al Cisen en 1989, donde incluso se sabe que reprobó su examen de ingreso, pero por la mediación de sus conocidos logra pasar una segunda prueba. Muchos agentes de la Policía Secreta, pasaron a la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y luego fueron los fundadores del Cisen en el sexenio de Carlos Salinas.
-¿En este grupo que lo lleva hasta el Cisen hay algún personaje en particular quien protege a García Luna?
-Para ese entonces él ya tenía vida propia, ya había sido jefe de una pandilla y aprendido. Hay una fotografía en blanco y negro, la cual describo en el libro, en ella aparecen quienes integran una hermandad en el Cisen, ellos toman como referente el modelo mafioso de grupo de la policía del entonces Distrito Federal, que surge entre 1940 y 1950, y que se encarga de controlar a toda la delincuencia en la Ciudad de México, y que sólo se oculta cuando llega de jefe de la policía capitalina Alfonso Durazo Moreno.
García Luna forma su hermandad con seis personas, la cual crece cuando se suman personajes como Luis Cárdenas Palomino, quien se vuelve su sombra, su hombre de confianza y hermano, ahora también buscado en Estados Unidos, otro es Ramón Pequeño García, también prófugo de la justicia estadounidense; a este grupo también pertenece Maribel Cervantes, quien fuera secretaria de Seguridad del Estado de México.
Del Cisen a operador de guerra contra Narco
De acuerdo a los archivos y versiones en poder de Francisco Cruz, García Luna logró encumbrarse desde el Cisen hasta la Secretaría de Seguridad Pública en 2006, debido al trabajo de espionaje que realizó junto a varios agentes y puso a disposición de Vicente Fox y luego de Felipe Calderón.
En 2000, Genaro García apostó su red de espionaje al servicio del candidato priista Francisco Labastida, pero debido a su derrota en la urnas, buscó al abanderado panista Vicente Fox, a quien le habría hecho llegar por medio de su esposa, Martha Sahagún, información sensible de sus adversarios y secretos oscuros de los priistas a quienes había investigado desde 1989.
Lo mismo ocurrió cuando Felipe Calderón contendió por la Presidencia de la República, García Luna habría sido el encargado de infiltrarse por medio de agentes en el movimiento opositor de Andrés Manuel López Obrador.
Al llegar el proceso electoral de 2012, García Luna se acercó, según la versión del periodista, al abanderado del PRI, Enrique Peña Nieto, quien tras asumir la Presidencia lo habría marginado de las funciones de seguridad pública por haber colaborado con los gobiernos emanados del PAN, pero el veto tras el regreso del PRI no lo eximió de usufructuar contratos con dependencias federales, lo que sería una especie de contraprestación a cambio de la información en poder de quien había sido secretario de Seguridad Pública.
-Considerando que las redes de García Luna pudieron transitar de un sexenio a otro ¿aún permanecen activas estas células al interior de corporaciones policiales en el país?
-Claro que sí, en el libro lo establezco. Recuerda que Peña Nieto no lo quiso en su equipo, porque no se puede asociar un pillo con otro pillo… no lo corren pero lo mantienen, porque le hacen llegar miles de millones de pesos, para que se sostenga como rey y logre abrir su empresa de seguridad privada que daba servicios de inteligencia, espionaje y seguridad nacional.
Es decir, lo siguen alimentando. García Luna tiene células durmientes en cada policía estatal de este país, porque cuando llega Peña no hace cambios mayores, además hay que ver cuántas entidades gobierna el PRI y el PAN, aún se mantienen los mismos comandantes o laboran en las policías de los estados.
Yo les llamó células durmientes que estaban esperando el regreso de su gran jefe. Y parecía que esto se iba fraguar por medio de la primera campaña presidencial de Margarita Zavala, en donde creo que García Luna jugó un papel fundamental, porque hizo parte de la logística, lo mismo que había hecho con Felipe Calderón.
Después esas células creo que siguieron trabajando para México Unido por medio de trabajo logístico y de inteligencia, pero todo se acaba y se rompe en diciembre del año pasado cuando cae preso García Luna y se dan cuenta que la gravedad de las acusaciones son más pesadas de lo que parecen, y entonces todos rompen con él. Felipe Calderón se lava las manos diciendo que no sabía lo que su ex Secretario de Seguridad Pública hacia.