DINTEL: La bomba de tiempo que deja Ebrard a Mancera

07 de diciembre de 2012
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9:58
Abelardo Martín

Como si no fuera suficiente recibir una ciudad sumida en la anarquía, la ingobernabilidad y en obra negra, el problema más grave al que se enfrenta el nuevo jefe de gobierno del D.F., Miguel Ángel Mancera, son los compromisos económicos y políticos con los que sujeta, como fuertes candados, su ya antecesor, Marcelo Ebrard Casaubón, quien se fue contagiado de la ceguera y la sordera que caracterizó al también ya ex Felipe Calderón Hinojosa.

Romper ataduras y yugo es el reto inmediato del nuevo jefe de gobierno, a riesgo de quedar empantanado o enredado en una bien construida red de intereses económicos y políticos. La ciudad de México, como nunca antes, está en una maraña tejida por empresas y funcionarios que se dedicaron a concesionar servicios públicos para beneficio de empresarios amigos, no para los habitantes de la capital.

Si se hiciera un recuento de la calidad de los servicios (Mancera hace todavía poco era un ciudadano normal que los sufría) se verá la ínfima calidad y el mal trato a los habitantes.

Auto vías, estacionamientos, parquímetros, basura, policía, limpieza, alumbrado, y un larguísimo etcétera, enumera la gran cantidad de servicios concesionados y ocupados en obtener grandes utilidades que enriquezcan bien y rápido a sus dueños y socios.

Como Felipe Calderón, –de otro partido pero el mismo estilo– Ebrard dejó todo a medio hacer pero con las concesiones perfectamente aseguradas, no fuera a ser que su leal Mancera tuviera la mala intención de pensar y hacer cosas por su cuenta. Por eso se dejaron los debidos candados.

De ahí que debe ponerse atención en lo que Mancera dejó muy claro entrelíneas durante su toma de posesión:

 

“Yo no les voy a fallar, no lo haré, no les voy a fallar, muchos hombres y mujeres son mi aspiración, mi motor; estoy seguro que esta ciudad será cada día mucho mejor, tiene todo para serlo, los tiene a ustedes”

“Ha iniciado una nueva etapa de trabajo en favor de la ciudad para recortar la brecha de la desigualdad para encontrar mejores formas de construcción y reconstrucción del tejido social.”

“Más seguridad, más infraestructura, más cultura, más turismo, más deporte, la conformación de una ciudadanía fuerte, participativa, moderna, informada, sana, igualitaria, solidaria, con equidad y portadora del orgullo de ser integrante de esta gran urbe.”

El equipo de gobierno entrante ya se encontró con que contratos y compromisos son difícilmente revisables, que se hicieron obras sobre obras para, al final, dejar inconcluso y mal terminado prácticamente todo lo iniciado. Las prisas por “inaugurar” lo que estaba todavía en obra negra, provocaron mayor gasto que, obviamente, pagará la ciudadanía. Por eso Mancera advierte:

“El gobierno de la Ciudad trabajará con cercanía, evocando a la participación y con convicción de ejecutar acciones que resuelvan necesidades siempre con la idea de encontrar la solución que apegada a la ley pueda dar paso a justos equilibrios, a la decisión democrática y a todo ello que haga una mejor expectativa de vida”.

Para Mancera, “mandatario no es el que manda sino el que obedece el mandato del pueblo”.

Lo dejó claro a su gabinete, al que sumó a Cuauhtémoc Cárdenas como titular de la Coordinación de Asuntos Internacionales y como secretario de Desarrollo Económico a Salomón Chertorivski Woldenberg, quien fungía como secretario de Salud en el gobierno de Calderón. Además crea la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación, a cargo de René Drucker.

Para empezar, Mancera resistió –dicen– las presiones para que nombrara a Rosalinda Bueso de Ebrard como titular de Turismo. Pero no está liberado y hay candados y ataduras para mantenerse muy entretenido.

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QMX/am

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